Dueño de todo, menos de ti
emas, no para quedarse atrapada en la incertidumbre. Y, sin embargo, al día siguiente, en medio de reuniones interm
u
re, un
una noche de sueño, su interés
l equipo de Brasil
iraba con paciencia, pero con el ceño apenas
final antes de la medianoche -
n pantalla. Se obligó a leerlo, a enfocarse en lo
teléfono y marcó el número
o. Dos
ila, como si hubiera est
upiste q
hos desconoci
ndose contra
e en el restaurante de
enes en vez de ha
la mayoría
migo
isa se
ime tú cuán
s prefiera mantener est
hombre paci
para los negocios. M
go que él no había exper
o a la
a r
rem
que él pudiera
ndo de la sensación. No estaba acostumbrado a que alguien
na, todo er
Restaura
timo en entrar, el que hacía que lo esperaran. Pero esa noche, se encon
del restaurante se abrí
e sirvió una
0, comenz
15, la v
azul marino que dejaba al descubierto la curva de su cuello. Sin
as -dijo él cuando s
honestidad-. Pero tenía curiosidad p
n q
que pueden controlarte, cuando en
narcó u
ena man
ro no te preocupe
pidió una copa de vino blanco y una ens
ellos no era incóm
te venir? -pregun
borde de su copa
se siente estar en una ci
¿
a no lo
omás se echó a reír. No por cortes
caso apar
me
? ¿Ni modelo, ni alguien bus
N
, ¿a qué
con una sonri
era, se acaba
iste
azón, Tomás
de nada. De libros, de viajes, de música. De lo
sas. Solo una despedida rápida y una última mirad
servándola alejarse, con una
na mujer con la que pudiera jug
aba más de lo qu