ACUERDOS DE PLACER
ga había ganado mucho
volucionario menú "Puentes de Sabor", que combinaba técnicas de cocina molecular con ingredientes tradicionales japoneses. El jurado, compuesto por
Español había sido aclamada como la exposición culinaria más innovadora. Su interpretación de la cocina esp
ó todos los paradigmas de la alta cocina. Un menú que no solo se trataba de alimentar, sino de contar historias a través de cad
vador concepto de "Cocina Emocional". Un método que iba más allá de los ingredientes, explorando cómo la comid
instalación "Temporalidades", donde cada plato era un viaje a través del tiempo y la memoria, utiliza
an sido precisas como bisturíes sobre las cocinas más prestigiosas del mundo, temblaban. La sonrisa nerviosa
erdaderamente expuesta, sin la protección de su de
sinceridad-. Pero tampoco
o y apoyo mutuo que ninguna tentación externa jamás había logrado ni lograría quebrantar. Su relación era como una for
equeños sándwiches cortados en formas de animales, frutas esculpidas como miniaturas y galletas decoradas con glaseado que parecían obras de arte en miniatura. Alejand
ro era el padre que aparecía en cada obra escolar, cada reunión de padres, cada evento. Y cuando él tenía una inauguración de
o en Tokio, con su traje de chef aún puesto, para verla presentar un proyecto sobre ecosistemas. Alejandro había pasado la mañan
padres. Pero en lugar de distanciarse, ellos multiplicaron su presencia. Alejandro adaptaba sus reuniones de negocios para c
inversores y Victoria reprogramó una masterclass internacional. Estuvieron en primera fila, apla
botaban contra su relación como proyectiles contra un muro de titanio. Habían construido un matri
mo una nueva oportunidad de redescubrirse, de explorar dimensiones de su relación que
taleza tan profunda que podían permitirse vulnerabilida
a ella, rozando su
o -dijo- y este pacto no va a
de un mar de fantasías que la envolvían. Las imágenes se arremolinaban en su mente, fragm