La Reina y la Usurpadora
ofrecía una vista impresionante de los rascacielos y la bulliciosa vida urbana. Isabela observaba la ciudad con la mirada fija, mientras su mente recorría las
realmente buscaba era una jugada astuta para obtener poder y recur
ser neutral en el conflicto entre las grandes corporaciones. Nadie quería que un encuentro como ese tuviera el aire de una guerra abierta, pero ambas sabían que la tensi
– Restauran
esaltaba su figura y la autoridad que emanaba. Al entrar, el ambiente sofisticado y tranquilo del lugar la envolvió
una mujer joven, de mirada feroz y segura, vestida con un conjunto de ropa de diseño que mostraba una mezcla de sofisticación y modernidad.
iento frente a Valeria sin dudar, observándola con la misma mirada cal
-preguntó Isabela, sin preámbulos, tras dej
ja, mostrando que no e
izontes, y asegurar que el futuro esté en manos de quienes realmente entienden e
ero Isabela no la iba a deja
de propiedades y proyectos que me han costado años de trabajo, sin respetar las reglas -dijo Isabela con tono mordaz-
la acusación. En cambio, s
upada por tus propios errores. Yo simplemente estoy aprovechando lo que tú ha
Había algo más, algo personal, algo que ambas sabían pero no se atrevían a decir. El i
cortesía que, aunque se dio en silencio, parecía aligerar la tensión por unos
Eres audaz, rápida, y has tomado decisiones inteligentes. Pero no confundas eso con debilidad
eza, como si evaluara
o en este momento, el futuro está de mi lado. Tu dominio sobre el mercado está desmoronándose, y no puedes
nera, un desafío directo a su método más tradicional de hacer negocios. Sin embargo, la experiencia y la fuerza de Isabela n
laboración? -Isabela dejó la copa de vino a un lado y la
nrió con s
nocer que no puedes seguir luchando en solitario. Tus métodos están obsoletos, I
eció, pero antes de que pudie
bes cómo termina esa historia. No puedes ganar en un t
amente, midiendo sus pa
hombres que pensaban que podían ganarme solo porque eran más rápidos, más jóven
ar o perder. El deseo de control y poder se cernía sobre ellas como una sombra inevitable, y aunque la
ndo era mucho más profunda que una simple disputa por e
Pero recuerda: cuando las reglas cambi
y fuerza que ella misma había tenido a su edad. Esta batalla estaba lejos
reludio de algo mucho más grande. Se enfrentaban no solo por el dominio del mercado, sino po