La amante del jefe de mi esposo
latía con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho. La
s por un momento.
-murmuró, apen
o si hubiera esperado escuchar
a sonrisa ladeada-. No
levantó la vista, mi
ce
ión se encogiera a su alrededor. Su mente le gritaba que cor
ó Ramírez, su sonrisa c
como si estuviera en su propia casa. Luego, avanzó le
escalofrío recor
ró los ojos con fuerza, deseando no estar allí, deseando que
ono casi amable-. Si cooperas,
lizaba sus dedos por su piel. Su mente quería bloquea
ó escapar u
ijo en un murmullo, antes de in
ba con el latido frenético del corazó
mente, hasta llegar a su rostro. Sofía sintió un cosquill
e -susurró, antes d
s y la calidez de su aliento la desarmaron. Se dejó l
u espalda y sus caderas. Sofía sintió un ardor en s
ró Ramírez, deslizando
r su piel desnuda. Se dejó llevar por l
sabrochando su blusa y
mbién deseada. Ramírez la observaba con deseo
ó, antes de inclinarse
n al borde del éxtasis. Ramírez se movía lentamente, disfruta
o de mí -murmuró Sofía
se inclinó para b
-dijo, antes de deslizar su
ndo su clítoris, su piel ardiendo de deseo. Ramí
, sintiendo cómo su cuerpo
rando su cuerpo desnudo. Sofía lo observaba con de
ó, extendiendo un
su cuerpo se ajustaba al suyo. Ramírez la besaba con p
elo -susurró, antes de
a suya. Ramírez se movía lentamente, disfrutando de c
Sofía, sintiendo cómo
umentando con cada movimiento. Sofía se estremec
uró, su voz l
renesí que los llevó al borde del éxtasis. Sofía jadea
.. -gimió, su vo
baile de deseo y placer. Sofía sintió cómo su cuerpo
su cuerpo estremecién
, sintiendo cómo su cuerpo se p
que los dejó sin aliento. Sofía jadeaba, sintie
susurró Ramírez,
ndo que su cuerpo aú
ondió, su voz lle
ue ha sucedido, centrándome en los sentimientos de Sofía, la ten
a frente al espejo de la pequeña habitación. Sofía, aún aco
mirarla, con su tono habitual de superior
e sus dedos, sintiendo un n
tiempo má
acia ella con una
semana. Tú sabrás qué ha
ento en que aceptó, pero escucharlo de sus labios
ntes de salir, se inclinó y le dio un beso en la
os pront
ve chasquido, dejando un sil
ndo que la respiración se le entrecortaba.
tiempo... per
le resultaba ensordecedor. Se dijo a sí misma que no sentía nada, que todo había sido una obligación
de la ducha y dejó que el agua caliente corriera sobre su piel, como si pudiera borrar lo que había ocurrido
as con manos temblorosas. No podía permitir que Daniel sintiera algo extraño, no podía darle motivos para s
da era
ndo el suelo. El peso de su decisión la aplastaba, pero al mismo
abrió y escuchó los pasos de Da
uar con n
expresión agotada y
reguntó Sofía con la voz
ó y se dejó c
nguna solución. No s
un nudo en
ían hecho... y lo que te
on normalidad mientras ayudaba a Daniel a preparar su maleta, escuchaba s
entía un abismo ab
artió, se despidió de ell
risa cansada-. Pero esto es por nues
z de decir algo sin q
ehículo desapareció en la distancia. Solo cuando quedó comp
po antes de que su
: Voy e
iciente para hacer
nía o
a escap
ealmente
a considerado: ¿y si encontraba otra salida? ¿Y si de
el sonido de un auto estacionándose fren
había