La amante del jefe de mi esposo
y Sofía hicieron todo lo posible por mantenerse a flote, pero el peso de
l dinero, pero entre el alquiler, la comida y los pequeños gastos del día a día, no quedab
ñor Ramírez, se sintió como un conde
engo el dinero este mes. Ha sido difícil, pero le prome
te unos segundos. Su expresión era dura, p
ti, Daniel. No quiero ser injusto, per
sesperación-. Solo... denos u
ó con cierta p
iempo, pero espero que es
alivio y culpa. Sofía lo esperaba con una taza de
o? -preguntó
caer en la sill
o no sé cuánto más podre
su negocio aún no era suficiente, que por más que
r aún estab
aba comprensión, con el tiempo su paciencia se agotó. Seis meses habían pasado sin que
bió una llamada mientr
Ramírez al otro lado de la línea-. Ya esperé dem
o de Danie
ez. Estoy haciendo todo
do esperar más. No me obli
e. Esa noche, cuando llegó a casa, encontró a Sofía sen
ibí una visita
escalofrío reco
Qu
n por ti. Dijeron que venía
ue el mundo a su alrededor se desmoronaba. No solo es
és -dijo uno de ellos, cruzándose de brazo
ntiendo el sudor frío r
do conseguir el dinero. Solo
e soltó una c
dijiste hac
vía cuando el primer hombre se acercó u
tienes el dinero, Ramírez vendrá personalmente
la vuelta y se marcharon, dejándolo allí con un
instante su ex
l, ¿qu
esa y se pasó una mano por el ca
Si no pagamos algo, Ramí
escalofrío recor
Daniel, ¿qué
los ojos llenos de cansancio-
ro el dinero simplemente no alcanzaba. La fecha límite llegó como una sentencia, y al quinto día, cuando Daniel salió
e encontró con el señ
oz tranquila, aunque su mirada era
tiendo el miedo instalarse en
lencio durante un mom
orque ya se le
ta seca cuando él dio
conseguirle más tiempo -
desaparecer de
preguntó Sofía, aunqu
y la observó con una mir
deuda... si estás dispu
lvió. Sabía que esa propuest
e vaya -dijo, esforzándose
ya supiera que su respuesta no sig
que cuando vuelva, ya
e sí un silencio aterrador y a Sofía
trarse en su trabajo, pero su mente volvía una y otra vez a la conversación con Ramírez. La propuesta implíci
hausto y sin buenas noticias, Sofía
tó, aunque en su interior
en la silla con un
n garantías, y tampoco puedo consegui
an derrotado. Daniel siempre había sido un hombre
í? ¿Pas
odía contarle lo que Ramírez le había insinuado. Daniel estallaría
o no estabas, dijo que volvería ot
ó el rostro co
sea...
a calmarlo. Mientras él bebía en silencio, ella evitó mir
a la propuest
ar. Si accedía, quizás podrían salir del problema. No solo ganarían tiempo, sino que podrían reducir l
ivir consigo mism
olverse. Solo el hecho de considerarlo la hacía se
o tampoco se merecía esta vid
maneció despierta, con los ojos fijos en el techo
dría que tomar una decisión. Y