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La amante del jefe de mi esposo

Capítulo 3 Decisiones difíciles

Palabras:1211    |    Actualizado en: 24/02/2025

os tensos por la presión de la deuda. Sofía lo despidió con un beso en la mejilla y le dedic

un escalofrío recorrerle la e

cuando tres golpes resonaron en

saliva ant

esta

a hacía sentir indefensa. Vestía su traje impecable y tenía las manos metid

ó con una leve inclinación

a d

que sea n

una ceja, con u

a que tus vecinos escuc

a, él insistiría, y al final, no tenía sentido alarga

a casa con aire de superiorid

sin pagarme. Yo no soy un hombre paciente, pero también sé qu

en silencio, es

un pequeño sobre del bolsillo de su saco-. Le da

un nudo en

cond

e sobre la mesa y se

go. Si no tienes el dinero, bueno.

escalofrío recor

ntentando conse

cilmente. Así que no me hagas perder el tiempo, Sofía. Si

ada, sintiendo el

tarjeta y la desl

ecidir. Pero ten en cuenta algo... cad

io, luchando contra el

puerta con la misma calma con la que había llegado.

. Espero que para entonces

ándola sola con el peso d

a mesa, sintiendo que su mund

iba a

como si en cualquier momento fuera a desaparecer. Pero no lo hizo. Seguía ahí

ado. Su mente giraba sin control, buscando desesperadamente una salida, un

esión de angustia que en los últimos días. Se dejó c

in garantías. Ya ni siquiera me reciben e

tragó

z vino

cabeza de golpe, c

é qu

ón le martilleaba el pecho. No podía decirle la verdad. No po

que nos dará un poco más de tiempo, per

la mandíbula y

iere que hagamos? ¿Que sa

respondió

ar de un lado a otro,

, Sofía. No podemos seguir así. N

esas palabras. Si él supiera lo

de sonar tranquila-. Tal vez pueda conseguir más cliente

on tristeza y ne

, Sofía. Yo fui el que tomó el

un nudo en

sto -susurró, y él l

ojos con fuerza, tratando de ignorar el

a, pero Sofía ya sentía q

re ella y Daniel, aunque él intentaba mantenerse fuerte. Había salido desde tempran

sabía que

egado a l

on en la puerta. Sofía sintió su cuerpo estremecerse. Tragó sal

e impecable y esa sonrisa de ca

n un tono casi ama

entamente y se

re y miró alrededor, como si inspecciona

-dijo sin rodeos-

ó el estóma

onseguido nada. Está busc

a risa baja y ne

vez, Sofía? Sabías que l

ó las mano

esitamos

ro de falsa paciencia-. Ya les di una semana

ajó la

ercó un

te haré la misma oferta. No hay dinero... pero es

que la piel

ono del bolsillo y lo

go, Sofía... No me gusta que me hagan perder el tiemp

habitación se

rnas temblaban, pero se

tenimiento antes de incli

Sofía. El tiempo

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