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BUSCANDO A MI ALMA GEMELA

Capítulo 4 Mucha Malicia

Palabras:1423    |    Actualizado en: 16/02/2025

Punto

ando la colección de mi madre y eligiendo el adecuado para la gala, pero se esperaba que me pusiera a disposición de las gemelas y, al parecer, necesitaban toda

tuviera un momento libre. No podía decirles que me marchaba en ese instante, después de lo que había pasad

conformarme con cepillarme la melena, sin poder controlar los rizos que se formaban con la humedad. Pero eso no fue lo peor que hicieron. La noche anterior, se l

de llevarme a la gala. Querían demostrarme que si iba

mi blusa. Corrí al baño llorando, pero no dejé que me vieran. Eran lágrimas de rabia y de impotencia porque, si q

, no tenía ningún seguro para cubrir los gastos. Le agradecí que me cuidara y supuse que, cuando las cosas se arreglaran, podría hacer mi vida y continuar con mi carre

habían aumentado de valor después de su muerte. Solo esp

bía. Prometió que me introduciría en los círculos correctos y, aunque todavía guardaba algun

or azul -dijo Sadie, arrojand

Smith, puso los ojos

do la paciencia y no podía culparlo. Había traído varias

ores con los dedos, se sentó en el sofá y miró

e sujetó los pechos y se ob

ero que vayamos vestidas igual,

o negro. -Sadie puso las manos en

uiero vestir

hombre comenzó a buscar entre las m

por encima de la ropa y lo abrazó muy alegre, hasta que

s sea impermeable -dijo Mariel con ironía y despué

eas cuando lleguemos a casa.

las dos no me hubieran acosado un instantes antes. No le importaba que Perry hu

me miró co

s un vestido? -al preguntar, ar

aba la impresión de que tenía algo atraves

. Ya tengo a

llevar con algunas joyas de mi madre que ahora formaban parte de mi colección personal. Por

y Sadie sacudió la cabeza, pero

iempre destacó por su belleza en las galas. Tenía mucho estilo y e

las? -Desconocía qu

mo si comprobara su calidad-. Entonces eras solo una niña, pero íbamos casi todos los años. Los diseños de tu madre le abrieron muchas puertas

as, qui

uestra del que Morris le haría uno en negro y

. -Sus ojos se encontraron con los míos en el espejo-. Helen, querida, estoy segura

ía cuando me puso

ortaría tener que prestar

todo lo demás: mi casa y el dinero que iba a ser mi herencia. No soportaría que le pasar

r. -Carmen endureció la expresión y

familia, hizo t

a que justificara mi nega

todo lo que

d, no querrás decir que no te fías de prestarnos unas cuantas piezas que seguramente te devol

-La miró con dureza-. Si tanta confianza tienes en tus hijas, deberías prestarles tus propias p

apretaba la mandíbula, pero enseguida

sto, perdón

l res

, cuando el mejor diseñador de la ciud

a, vislumbré una mueca maliciosa. Era la mirada de una víbora dispuesta para atacar y s

ariel me defendiera; sobre todo, porque ya nadie habló durante un tiempo y

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