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La esposa despreciada del CEO

Capítulo 2 Asistente

Palabras:1288    |    Actualizado en: 12/02/2025

ntrelazadas detrás de la espalda. Sus palabras eran cortantes

vor, ac

palabras. Era enorme, con una cama de tamaño king cubierta por sábanas de satén y cojines de terciopelo. Un armario de madera tallada ocupaba casi toda una pa

ue compartía primero con los demás sirvientes y, más tarde, con trastos que Anabella no quería v

dijo el mayordomo, su tono marcando que aquello no era nego

, todavía desconcert

ra esta noche. La ropa que lleva puesta aho

tos viejos que habían soportado más kilómetros de los que podía recordar. Se sintió aver

? -insistió

ió Ana con l

ostró un estante cuidadosamente organiz

avanda para el cuerpo, esta espuma para la bañera y estas sales para relajar los mú

e cómo debía preparar el baño. Aunque no lo demostraba, cada palab

el hombre señaló

Pero asegúrese de que sea uno acorde a la ocasió

abrumadora: desde prendas sencillas pero elegantes hasta elaborados vestidos de gala. Había colores que ib

?", pensó mientras deslizaba la ma

he -le recordó el may

no demasiado llamativo. Era lo más seguro, pensó. Después, con u

reglas, pero una cosa era segura: este sería el comienzo de algo que no podía controlar. El agua caliente llenaba la bañera y el aroma de la lavan

ctamente a su cuerpo. Se sentía extraña, como si no fuera

s la espera. Sí

uerza, Ana Victoria dio el pr

rdomo abrió la puerta e hizo un gesto para que Ana Victoria pasara. Al cruzar el umbral, lo primero que notó fue la atmósfera sobria del lugar: esta

la, con un movimiento automatizado, se deslizó hacia un lado, revelando a Javier. Su rostro, firme y analít

encia y salió de la habitación, ce

-preguntó Javier con voz neu

mirada, aunque el cora

i padre me ha vendido a usted para ma

limitó a observarla con la misma ca

enidad inquietante-. Me prometieron a la hija mayor. Sin embargo, te enviaro

mirada, sintiendo u

es important

unto-. Necesito que firmes esto. -Con una inclinación sutil de su cabeza, señaló un documento en el escritorio, junto a un bolígraf

e su padre y al odio de su madrastra y hermanos. Cerró los ojos por un momento, tomó una respi

. Regresar no es u

cia el documento, que ahor

papel: no tienes nada que perder y ahora tienes todo por ganar. -Después de una pausa, añadió-: Ahora, pasa al comedor. Nec

el estudio, siguiendo las instrucciones. Apenas cerró la pue

uerdo al enviar a la hija menor. Por lo tanto, no tienen derecho a los cincuenta millon

litar, tomó el documento firmado por

erta con una variedad de platillos que nunca había visto. Un chef apareció para explicarl

e ser su asistente perso

sentía que estaba caminando sobre hielo quebradizo

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