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Sedúceme Despacio.

Sedúceme Despacio.

Autor: Exaly
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Capítulo 1 La chica del puente.

Palabras:1239    |    Actualizado en: 16/01/2025

ri

nueve de la noche y, como era de esperarse, Darieth aún no aparecía. Cuidar de ella me está agotando, pero qué má

ice cada año, como si fuera un mantra que la liberará de todo. Somos gemelos, nacidos el mismo día, pero somos tan diferentes. Mientras yo heredo la calma y el cabello castaño de papá, Darieth es tod

lla muestra el rostro de Kendra Contesto, y lo primero que

eleando con una chica en

Esta niñata se las verá conmigo. -Cuelgo sin esperar

o merece ni una palabra amable. Llegando a la disco, aparco sin cuidado, tiro los seguros y entro. El ambiente es un c

de desbordarse. -¿Qué mierda te pasa, Da

de lágrimas, y antes de que pueda decir algo

nos -me dice entre sollozo

ojos buscan al culpable, a Luis y ahí está: en un

ede claro -gruño, soltándome de

e acerco. Luis intenta decir algo, pero no le doy tiempo. Mi puño conecta con su cara y l

voz de Darieth me detiene, sus m

ima advertencia a Luis.-Si te vuelves a acercar a mi he

sin darle opción de protesta, pero su sile

os ojos al verlo con otra? -

, Dorian. No sé

s, Darieth! Ese imb

os, tratando de calmarme. Desde lejos, una chica llama mi atención. Es provocativa, con ropa ajustada, tatuajes y un aire burló

z de Darieth me

oche, res

urmura recostando la cabeza en el respaldar de

, el día de nuestro

amá han organizado una fiesta para celebrar. Mientras

ermosa del mundo, ¿l

. -Mi niños han crecido tan rápido... Recuerd

á, eres únic

y luego fue a sa

dividida: una parte está aquí, con mi familia, y la otra... Bueno, no pue

dad de la noche. Me dejo caer en la mecedora de madera, el crujido bajo mi peso rompe el silencio. Cierro los ojos por un instante, intentando apagar el

Abro los ojos y me encuentro con la mirada inqui

-pregunta sin rodeos, con esos ojos oscuros c

onfusión. -Es momento de poner fin a esto -pienso. A esta relación q

as fluyan con una frialdad que no pretendía, pero que resulta inevitable-

as que aún no caen, pero que ya empañan el

Ailana? ¿O es que hay otra? -su voz t

siento en este instante. ¿Por qué siempre

intiendo cómo mi tono se endurece-. Lo único que sé es que esto no f

poniéndose de pie de golpe, con

en medio del caos que acabo de desatar. Escucho sus pasos alejarse, ráp

sobre mi pecho. Éramos unos adolescentes de 16 años cuando la vida me la arrebató. Fue la única que logró llegar a lo más profundo de mí, la única que t

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