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Soy Suya Señor Karl.

Capítulo 8 Esto es nuevo para mi.

Palabras:2078    |    Actualizado en: 12/01/2025

rl

umía con la mirada y las humillaba, quemándolas con el humo de mi cigarro. Les fascinaba ese trato; a muchas, incluso, les excita el dolor. Pero por alguna razón, yo nunca ha

La lujuria y el deseo se entremezclaban, pero no de esa forma cruda y fría que siempre había conocido, sino de una manera casi cálida. Fue extraño, incluso perturbador. No quería simplemente hacerla sufrir, no con ella. A mi mente se le cruzó la idea de azotarla, y quem

i propia ira. ¿Qué me estaba ocurriendo? Ella no era como las demás, eso lo tenía claro. Cuando Tania, otra de mis conquistas, danzaba frente a mí, lo único que quería era verla quebrarse, o

con una mezcla de nostalgia y orgullo. Era dueño de un imperio, rodeado de todo tipo de reses, toros, cabras, búfalos... animales que alimentaban mi fortuna. Los había seleccionado y criado personalmente, cada uno llevaba un número marcado en su piel, destinado al matadero o a la reproduc

o interrumpida cuando uno de

s toros a veces se comportan así. Pero cuando vi que el animal realmente estaba desbordado de furia, no pude evitar interesarme. Me subí a mi caballo y lo insté a avan

der ante él. Sabía que lo más sensato sería dispararle en la cabeza y acabar con el problema, pero ese toro era valioso. Lo había criado para obtener descendencia fuerte, para que sus terneros h

, aún impresionados, obedecieron al instante. El animal herido seguía resistiéndose, pero ahora estab

nsamiento volvió a Naira. Con ella no tenía ese control, al menos no del mismo modo. En el campo, en mi imperio de ganado, el poder era absoluto y crudo; pero con Naira, era algo que aún no entendía. Ell

lor, sino que también me resulta difícil sentir amor o atracción sexual, aunque esto no está relacionado directamente con mi enfermedad congénita. Ese pasado me marcó d

entras superviso mis tierras y mi ganado, me siento invencible, alguien a quien nada ni nadie puede doblegar. Pero con Naira, es

*

re puntual en sus atenciones, se acerc

desayun

hay algo más

para algo para Naira. Que s

mirada se cruza con la mía, y pue

unque al final sigue adelante-. ¿

ien que te aprecio por

me roe. Cleo ha estado conmigo toda mi vida, y de alguna fo

do. Quiero hacerla sufrir, que me ayude a encontrar ese dolor en el que siempre he vivido sin sentirl

vida; es la única que sabe quién fui y en quién me he convertido.

Quizás esta chica hace que pienses de otra man

e destrozaba, no solo físicamente, sino emocionalmente. Él fue un verdugo implacable que se encargó de destruir cualquier ra

í... -murmuro-. Esas emociones que me arranc

nura, colocando una

ún tienes sensibilidad. Solo hace falta tiempo para que al

do evitar recordar a una niña de mi pasado, alguien a quien llamaba "Canelilla ". Ella era la única que podía hacerm

recuerda a una amiga del pasado, incluso sus

vemente al nota

na mujer hermosa ahora, ¿no l

beza, negand

racán, junto con el último rastro de luz que queda

reforzar mi convicción de que no hay lugar para esas emocione

*

en el barco. Mijael, el hombre mas fiel y de mi

endí un puro y asentí, observ

co la sonrisa cínica de Rubén, un viejo so

rl -me dice, con esa v

o fija

Rubén. Y que controles a tus hombres; no voy

o si mi advertencia le

uparte. Ya me ocupé de

ompió la calma. Disparos. Rubén y yo nos agachamos i

e tú? -

an estúpi

camino en el instante en que una bala me alcanzó el brazo, me mantuve de pi

abeza! -gritó Mijael

to es un rasgu

se para protegerme. La balacera fue feroz, pero finalmente lo

me sostuvo mientras Cleo

ucedió. Estas s

vendas -dijo Mijael, a

con preo

es. Estaré bie

de pie, mirándome con el rostro pálido. Al

e pasó? -pregu

con frialdad-. S

mí. Mijael llegó a mi lado y empezó a desinfectar

médico, señor -

icos. Haz lo que

y aunque intentaba mantener la compostura,

qué no fue al m

instante, sentí la necesid

quí -o

se acercó l

a sacar

abrieron de

o puedo h

iquilla no sabe de eso, p

es una o

sculpo Mijael y yo no pa

n a

- Susurró

o que no admitía réplica-. Toma esa cu

respiración acelerada. Pude ver el conflicto en su rostro, la forma en que luchaba entre e

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