Ojala Fueras Tú
bajar largas horas en el pequeño café de la esquina, y regresar a un diminuto apartamento donde el eco de mi soledad parecía bu
r si había apagado el calentador de mi apartamento antes de salir. El aroma del café llenaba el aire, mezclándose con las risas de
es, él
por instinto, y allí estaba: un hombre alto, de traje oscuro y corte impecable, con una mirada que podía cortar el aire. Su rostro era s
un trapo que de pronto me parecía demasiado interesante. Él no era el tipo de persona que entraba a lugares como este. Era
de mis pensamientos. Era profunda,
dome torpe mientras me acer
-pregunté, intentan
negro. Si
le y contundente. Preparé su pedido mientras sentía el peso de su mirada en mi nuca. Cuando finalmente le entregué el
irse, se quedó allí, apoyado contra la b
vez que levantaba la vista, allí estaba él, observándome con una i
ayudarle? -pregunté, tratan
r sido una sonrisa, aunque en
ad. Necesito h
o se f
onm
lugar donde podamos
gnorara y siguiera con mi día. Pero había algo en su
-dije, señalando una pequeña puerta al fo
to. Te
equeño almacén, rodeados de cajas de cartón y el aroma a café molido.
é qu
y riqueza. Era dueño de una de las empresas más grandes del país, y por
cieros -dijo sin rodeos, como
tensó. ¿Cóm
a -respondí, aunque mi
tengo una propuesta qu
con incr
prop
lado durante unos meses. En intercambio, pagaré todas tus deudas
una carcajada y dijera que era una broma. Pero
o? -pregunt
que necesito. Eres... inofen
iviada por su comentario. Pero una
necesita h
si esta parte de la co
cción. No estoy dispuesto a ceder. Si llevo a alguien co
reer que no estaba contándome toda
na... loc
para ti. ¿Cuánto tiempo más piensas se
io. Él no sabía nada de mi vid
añadió, interrumpien
Cu
s, y sentí que el aire en la h
s enamora
na risa
pe. Eso no se
e dijo que no creía en mis palabras. Y, e
llino de pensamientos. ¿Podría realmente aceptar algo así
osa era segura: mi vida estaba