La Rosa Blanca
or. Las olas de calor aca
rse en el nacimiento de
to una presión s
ada pasa de mà a Raven y
¿son las cosas que h
ella vomitó sangre y te
o de la
án a ti tambi
ci
no tiene senti
protestar, pero alzo u
ito p
ál de los tres Augurios
e, Color no. No veo có
rma? ¿Tengo que cambiar l
mas. Pienso en el doctor Blythe, mi médico en el
evado afuera hasta el á
iciera crecer al roble y nu
inmenso y tan anti
nte, me arden las mejill
ez tocar el incinerador sea
olerable; siento el hier
s, para verlo en tu mente. Tres
agen en mente para modif
o, pero nada sucede. Ni siq
Aug
garganta se tensa
la mÃa. Raven está de pie
vivo de
–dice. Mientras mantien
re el incinerador–. No e
laro como si fuera real.
una almohada colosal e
s chispas resistentes, l
as se tornan más frágiles y delgadas hasta q
de mi nariz. La cabeza m
so. El lugar donde mi piel to
eso juntas
sangre salpica el incinerad
–grito. Mantengo un br
cticamente sosteniéndola
do más
l incinerador. Tengo la t
el fuego
nto –le digo a Rav
el incinerador sin fuego con una
ito, y él
hicis
isón, p
dice, acercándose
niéndose; se detiene solo
i suéter–. Eso no fue t
–me está mirando como si nu
etenido. Ash le limpia
lbucea ella–. Sie
se –interrumpe
pero sus ojos están abierto
la un
recordar si eres real... –presiona las palmas so
xtinto, puedo ver un túne
tra en la
vete –digo–. Estaré
guna parte si
uedo soltar esto porque cr
al túnel a salvo. Asegúrate
ómago de Raven, el peque
ét
Ash acarician el costado
ayuda a Raven a
Raven. Ella lo mira y des
ice
que se ha enfriado consi
uieron, y desapa
uego atenuado, como un lat
lveré a ver
esponde–.
o agradece
–dice con u
sonido sale
tá
mi fr
V
on cuidado de mantener
se desliza y se resbala so
i otra mano. Miro por
ciendo a l
l es em
voy, pero me deslizo mu
sueltos floten alrede
una mano presionada co
el metal deslizándose d
ombre de Ash, pero temo que s
más velocidad. Mi co
tello de l
estoy c
estoy suspendida en el air
pared del incinerador,
allido brillante
con violencia; me quedo
célula de mi cuerpo impl
e expanden y me ahogo e
a con sus brazos, acun
a mano; bajo su rayo de lu
se c
n –respond
ie y miramos el espacio
lleno d
alando el bolso. Ash hurga en él, extrae un trozo
se entretejen, creando
mento. Es el plano que L
blioteca de la Duquesa. Ese
la Joya–. Todo el tiempo é
sospec
–pregun
un plan de escape diferen
¿Y que llevaba
no creo que
a este lugar
Ãnea roja en el plano qu
el papel hasta que encu
a dirección –digo, seña
la linterna y avanzamos.
se oye un crujido esc
–susurro. Ash
sobre una jaula de aspecto
curvos, están ennegrecid
puerta a
irarÃa una jaula aq
lentitud–, no creo q
imagen cobra sent
mi brazo y m
tán muert
–respondo–. E
ca se le hubiera ocurrido
caparazón vacÃo de la am
es por las que tenÃa tanta
alvo. Eso es lo
barazada. ¿Acaso aún existe
e la mÃa y alejo esos pe
en la Puerta Sur. Recuerdo el dÃa en el que me ayud
formar ese estúpido bloque
a dejar
unto a mÃ, y los tres
ior, haciendo una mueca c
is pies. Me pregunto si a
, después de su estadÃa f
PodrÃa estar caminando soÃa estar caminan
por fin llegamos a un pu
Ão y húmedo y huele a co
arme sobre una superf
de vamos? –
mblan mientra
manteniendo los ojos fijo
irmeza la ma
elo está cubierto por un
el agua más sucia de la Joy
e opaca. Nadie habla. Ocas
e escabullen. Por intervalo
mos avanzando en la dir
marca en el plano más qu
si es esta izquierda o esa i
veces, nos encontramos co
olver sobre n
–pregunto luego de insp
ir un túne
expresión de Ash
lo
eso? –d
des
re de impaciencia casi propio
está el rostro de Ash co
–pregunto,
no puedes olerla –dice
hablando. ¿Quién puede o
uiarnos por un túnel dist
que despertó. Apenas t
ue ella gire a la izquierd
ón sin
–. Hemos tomado la
a Raven, y de nuevo, me a
tes–. Ahor
nde una serie de peldañotra en la oscuridad, perdié
una luz diminuta titila, c
discutiendo, Raven
ujetando sus tobil
toy –replica–. Quieres
¿cómo sabes q
. Solo
a arriba para que pueda v
s, decididos.
o y sigo a Raven por la es
sosteniendo
interminables. Me empiezrden, y mi estómago ruge
ando no pensar en la gran
ivamente más larga cua
la estrella diminuta so
Parece una flor, los pé
ular que está
golpeo la cabeza con l
amos
to, frotándome
cuidado, me inclino hac
e metal con rendijas. Raven introduce los dedos a
abrimos?
ración, porque la idea de
los desagües de abajo
haber una m
Ãa están retorciéndose a
de metal se muev
resbala del peldaño. Suj
epiquetea en
un cÃrculo de luz solar bricompleto; mis ojos se hum
o. Luego, una silueta so
arriba. Parpadeo
rnet con una sonrisa–