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La Rosa Blanca

La Rosa Blanca

Autor: Lulu
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Capítulo 2 ☆Dos☆

Palabras:2325    |    Actualizado en: 23/03/2021

rodillas

ientras las ataduras so

incómoda, pero no me im

pueden sopo

e ha quedado sin más san

y confiable, y lo único

lla primera noche, inclus

me sostuvo entre sus brazo

uneral de Dhalia; la que

todas las noches, y que sup

. Y ahora

as lágrimas que había est

en una miríada de ríos di

o tanto,

ito de dolor. Las lágrimas se convierten en solloz

pulmones duelen, al punt

un vacío en donde An

empo

que las articulaciones

rae de la pena que siento

a energía p

o lado de la puerta; un po

a ha regresado. Me pregun

os est

dado ingresa a la habitaci

ño, y cierra la puerta det

r de mi amiga, y luego se ap

Nunca antes he oído habla

ena muy familiar. Ni siquie

y luego mis brazos están

olestarme en detener

surra–. ¿Es

soldado sepa mi nombre

focar su

hablar, pero mi gar

os salir de aquí. No

quedad. Me tambaleo uno

al cuerpo sin vida de Ann

ra; siento cómo empapa

bello detrás

. Con mucha delicadeza, c

is d

Garnet–, ten

ado de la cabeza a mi ami

reja. Su cabello

nnabelle

rme de pie. Garnet tiene

Todavía puedo i

eo a los dos soldados tum

to si están inconsciente

de que no

sala de estar y salimos d

, pero Garnet gira a la der

utilizan y que se encuentran e

te envió?

be –responde–. No pu

ónde nos

! –sisea. Llegamos a la e

tablas del suelo cru

en un silencio inquietant

as, y los rayos oblicuos de

o de parqué. Recuerdo la p

noche para visitar a

zo? –murmuro. Garnet n

e está el calabozo? N

ice–. Tenemos que saca

i nariz y, sin pensarlo,

uque y obligo a

do? –pregunta apre

aremos aqu

s parte

jamos aqu

¿

mo asesinaron a Annabel

se expande por mi pecho–.

e conocido y murió por mi

as allí para que la ejecute

abas. ¿Acaso su vida no t

e mueve,

o, ¿está bien?–dice él–. No estoy aquí

ta de la vida de alguien. E

cien. Le prometí

s, ayúda

Es solo un acompañante

sirvienta. Y yo soy solo u

nas como

se pa

ando una parte de mi ca

. Tu madre hizo esto. ¿C

s más deben morir

e una

aré. Pero no esperes que as

ría eso –mascullo. Salim

pasillo y pasamos frente

a izquierda, con

, entregándome lo que apa

evo. La superficie del ob

es? –p

as –responde–. No me pr

é de la habitación sin qu

introduce una gran llave

crujido amortiguado. Volt

esf

ro" –comenta–, pero en

scindir de las

pasadizo secreto que lleva

edra, fría bajo mis pies, y

scalera larga interrumpe

ería, atenta a escuchar cu

Cuando llegamos abajo, estoy temblando en el aire f

rior, se yergue entreab

frunce

? –su

puerta y la abro, cual

ialidad d

h! –

o en el suelo de una celda

rodillas, aferrándome a lo

ha coagulado sobre su ros

ullones severos y un tajo

de pijama de algodón;

helándose. O lo estaría

ir en voz más alta

és de los barrotes, pero é

–. Garnet, ¿dónde

o aparece

s llaves de las celdas n

ión se alza y amenaza co

mo. No tengo tiempo pa

ue podamos hacer. Tiene

los barrotes, un esfuerzo i

buscan

e en piedra cuando Carn

rta de madera. En una ma

e do

–pregunta Garnet con los o

. Sigo su mirada hacia los

ás de la puerta jun

otra mano y le m

que puedes hacer cuando n

r. Las personas que puede

a –mira la jeringa con cariño–. No están muertos –dice–. Solo paralizados

an". "Pobre, fea y

atará por esto

esponde Carnelian–. ¿Qué e

–digo. Sus oj

vieras con él. Se suponía

que qu

o–. Él no es un cachorro o u

ce ella–. Lo con

ente l

ntes le había dicho a nadie!

jas aparecen en sus m

a quedarse conm

a quedarse. De cualquier

tú te comp

plan –confiesa–. En

puerta, lo ejecutarán–mi mirada se posa con rapidez en

o que est

prefieres qu

nte de la celda de Ash l

n quede e

ahogado, volteando para

s de Ash se mueven, una v

sonrisa se extiende po

voz ronca–. ¿Dónde est

milando su entor

rescatarte –no sueno tan

os se desenfocan por un s

–. ¿Qué te pas

ntras Ash se incorpora co

coloca una mano sobr

cio hacia la puerta de su celda–. ¿Cómo es

spaldas, y Ash parece n

os co

asimila la presencia d

lla ha bajad

ve –digo. Luego, en con

y retrocedo. No puedo hace

Ash

lento, con los ojos clav

se arrodilla exactamente

ocos s

colocando su mano sobre l

ue si la sacaba de nuestro ca

esbozar ot

o

Tenía u

sh–. Pero no hub

ian as

lo que suceda, no pue

e con dulzur

a cosa? –la llave flot

sup

que tuvimos juntos

o al de ella que quiero g

Carnelian se ilumina. Desp

a cerradura y abre la puert

lo a ponerse de pie. Ca

ra

su bien –dice ella

rle antes de que

sto ha resultado extrañame

ra de

a Ash en un susurro. Su p

, pero sus brazos se sient

quí –responde

net. Carnelian nos está

a y mitad devastada–. Pien

re de que ambo

la boca de Car

t asi

ice, haciendo un gesto c

–. Ahora

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