La Rosa Blanca
rodillas
ientras las ataduras so
incómoda, pero no me im
pueden sopo
e ha quedado sin más san
y confiable, y lo único
lla primera noche, inclus
me sostuvo entre sus brazo
uneral de Dhalia; la que
todas las noches, y que sup
. Y ahora
as lágrimas que había est
en una miríada de ríos di
o tanto,
ito de dolor. Las lágrimas se convierten en solloz
pulmones duelen, al punt
un vacío en donde An
empo
que las articulaciones
rae de la pena que siento
a energía p
o lado de la puerta; un po
a ha regresado. Me pregun
os est
dado ingresa a la habitaci
ño, y cierra la puerta det
r de mi amiga, y luego se ap
Nunca antes he oído habla
ena muy familiar. Ni siquie
y luego mis brazos están
olestarme en detener
surra–. ¿Es
soldado sepa mi nombre
focar su
hablar, pero mi gar
os salir de aquí. No
quedad. Me tambaleo uno
al cuerpo sin vida de Ann
ra; siento cómo empapa
bello detrás
. Con mucha delicadeza, c
is d
Garnet–, ten
ado de la cabeza a mi ami
reja. Su cabello
nnabelle
rme de pie. Garnet tiene
Todavía puedo i
eo a los dos soldados tum
to si están inconsciente
de que no
sala de estar y salimos d
, pero Garnet gira a la der
utilizan y que se encuentran e
te envió?
be –responde–. No pu
ónde nos
! –sisea. Llegamos a la e
tablas del suelo cru
en un silencio inquietant
as, y los rayos oblicuos de
o de parqué. Recuerdo la p
noche para visitar a
zo? –murmuro. Garnet n
e está el calabozo? N
ice–. Tenemos que saca
i nariz y, sin pensarlo,
uque y obligo a
do? –pregunta apre
aremos aqu
s parte
jamos aqu
¿
mo asesinaron a Annabel
se expande por mi pecho–.
e conocido y murió por mi
as allí para que la ejecute
abas. ¿Acaso su vida no t
e mueve,
o, ¿está bien?–dice él–. No estoy aquí
ta de la vida de alguien. E
cien. Le prometí
s, ayúda
Es solo un acompañante
sirvienta. Y yo soy solo u
nas como
se pa
ando una parte de mi ca
. Tu madre hizo esto. ¿C
s más deben morir
e una
aré. Pero no esperes que as
ría eso –mascullo. Salim
pasillo y pasamos frente
a izquierda, con
, entregándome lo que apa
evo. La superficie del ob
es? –p
as –responde–. No me pr
é de la habitación sin qu
introduce una gran llave
crujido amortiguado. Volt
esf
ro" –comenta–, pero en
scindir de las
pasadizo secreto que lleva
edra, fría bajo mis pies, y
scalera larga interrumpe
ería, atenta a escuchar cu
Cuando llegamos abajo, estoy temblando en el aire f
rior, se yergue entreab
frunce
? –su
puerta y la abro, cual
ialidad d
h! –
o en el suelo de una celda
rodillas, aferrándome a lo
ha coagulado sobre su ros
ullones severos y un tajo
de pijama de algodón;
helándose. O lo estaría
ir en voz más alta
és de los barrotes, pero é
–. Garnet, ¿dónde
o aparece
s llaves de las celdas n
ión se alza y amenaza co
mo. No tengo tiempo pa
ue podamos hacer. Tiene
los barrotes, un esfuerzo i
buscan
e en piedra cuando Carn
rta de madera. En una ma
e do
–pregunta Garnet con los o
. Sigo su mirada hacia los
ás de la puerta jun
otra mano y le m
que puedes hacer cuando n
r. Las personas que puede
a –mira la jeringa con cariño–. No están muertos –dice–. Solo paralizados
an". "Pobre, fea y
atará por esto
esponde Carnelian–. ¿Qué e
–digo. Sus oj
vieras con él. Se suponía
que qu
o–. Él no es un cachorro o u
ce ella–. Lo con
ente l
ntes le había dicho a nadie!
jas aparecen en sus m
a quedarse conm
a quedarse. De cualquier
tú te comp
plan –confiesa–. En
puerta, lo ejecutarán–mi mirada se posa con rapidez en
o que est
prefieres qu
nte de la celda de Ash l
n quede e
ahogado, volteando para
s de Ash se mueven, una v
sonrisa se extiende po
voz ronca–. ¿Dónde est
milando su entor
rescatarte –no sueno tan
os se desenfocan por un s
–. ¿Qué te pas
ntras Ash se incorpora co
coloca una mano sobr
cio hacia la puerta de su celda–. ¿Cómo es
spaldas, y Ash parece n
os co
asimila la presencia d
lla ha bajad
ve –digo. Luego, en con
y retrocedo. No puedo hace
Ash
lento, con los ojos clav
se arrodilla exactamente
ocos s
colocando su mano sobre l
ue si la sacaba de nuestro caesbozar ot
o
Tenía u
sh–. Pero no hub
ian as
lo que suceda, no pue
e con dulzur
a cosa? –la llave flot
sup
que tuvimos juntos
o al de ella que quiero g
Carnelian se ilumina. Desp
a cerradura y abre la puert
lo a ponerse de pie. Ca
ra
su bien –dice ella
rle antes de que
sto ha resultado extrañame
ra de
a Ash en un susurro. Su p
, pero sus brazos se sient
quí –responde
net. Carnelian nos está
a y mitad devastada–. Pien
re de que ambo
la boca de Car
t asi
ice, haciendo un gesto c
–. Ahora