La Amante del Magnate
rido por el amplio apartamento para checarlo y de pa
ud era generosa, y el decorado en tonos grises le daba un toque sofisticado y lujoso. El amueblado era de tapicería de buena calidad, y los aparatos electrónicos de proc
n la que guardé todo el dinero, excepto algunos fajos que me serían de total utilidad hoy. El aire de la habitación er
í del cubículo, sintiendo una
sonrió, su energ
que llené mi nuevo armario con vestidos finos y zapatos de tacón, sintiéndome un poco más cerca de la mujer que deseaba ser. Nora también se decidió por algo más femenino que la
ión, estaba descuidado y exageradamente largo, además su color castaño claro podría ser delator ante Kenneth; para él debería ser una mujer nueva. La estilista trabajó c
Una mujer elegantemente vestida, con aires de grandeza y una belleza singular, dotada de un cuerpo ejercitado durante mi tiempo de encierro.
idad azotara a mi pacífico hogar. Me sorprendía lo cambiada que estaba; incluso mis ojos grises, que antes eran como dos cristalinos pozos de plata, ahora se veían sumidos en la
ta, mientras su semi-largo cabello rubio caía en rizos por sus homb
té, mirándola de reojo, sintiendo que necesitaba
no molestar -atravesó la estancia hasta sentarse en uno de los m
de enfocar mi mente en la realidad en lugar de
acercamiento. -Su tono era serio, y su mirada se centró e
respondí, recordando con nostalgia aquellos días en que acompañaba a mi padre y luego a mi novio, que era un fiel amante de los caballos. Aquellos recu
ta? -preguntó con una mezcla
ble que Kenneth siga siendo un apasionado de las c
ello -dijo, asintiendo con firmeza, y su voz adquirió u
, y en ese momento, sentí que la transformación no solo era física, sino también emocional. La ansiedad y el
flejaba su propio entusiasmo. -Esta noche deberías descansar y prepararte mental
descubrir la verdad detrás de sus acciones y de todo lo que había sucedido. La idea de encontrar respuestas me mantenía despierta, girando en la cama como un torbellino de i