EL RESPLANDOR DEL ÁMBAR
ba
y diferente al frío suelo del baño del centro comercial donde pasé la última noche. Me tomo un momento para estirarme, sintiendo cómo cada músculo de mi cu
ndome que me tomara el tiempo que necesitara, que descansara y no me preocupara por nada más. El simple he
lo que está pasando en mi cuerpo. Me acerco al espejo del pequeño baño del departamento de Laura y me observo detenidamente. Mi rostro sigue siendo el mismo, pero algo ha cam
an únicos, me devuelven la mirada, como si me dijeran que
igerador lleno, algo que yo no estoy acostumbrada. Durante años, mis padres y yo hemos vivido con lo justo, pero aquí
, la manera en que me habló... no puedo sacarlo de la cabeza. Aún tengo su tarjeta en mi bolso, y cada vez que pienso en ella, siento u
brada a que alguien me ofrezca ayuda desinteresadamente, mucho menos alguien como él. Pero por
pero con una sonrisa en el rostro. Se quita los zapatos y se de
pregunta con una genuina
a pequeña sonrisa, aunque sé que mi m
y su mirada s
o si estuviera buscando las palabras correctas-. No quiero presionarte, pero sé q
razón, pero hasta ahora he estado evitando pensar en los
vista-. No sé por dónde empezar. Todo ha s
a mi lado, poniendo una man
mente-. Pero quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesi
do por mi cuenta, que el simple hecho de saber que Laura me apoya me hace sentir algo de ali
-murmuro, agradec
pecho se aligera. No sé qué vendrá después, p
clínica gratuita para comenzar a controlar el embarazo. Cada vez que voy a las citas, la realidad se vuelve más cl
versidad mientras estoy embarazada, y de cómo organizarnos para que todo funcione. Aunque mi futuro
ada, la manera en que se preocupó por mí... fue diferente a todo lo que he experimentado. Finalmente, una tarde, decido sacar la tarjeta de mi
z sea hora de tomar un riesgo. ¿
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s de Ámbar y
edes
asta aquí te agradezco muchísimo y si la hist
as po