EL RESPLANDOR DEL ÁMBAR
ba
a vez fue mi vida. El mundo me ha abandonado, y me siento más sola que nunca. El aire nocturno es frío, pero
son un caos, y siento que me ahogo. ¿Qué voy a hacer? ¿A dónde voy? No tengo dinero, no tengo a nadie en quien confi
lugar me atrae. Quizás es la idea de estar en un sitio iluminado, de no sentirme tan expuesta. Me dirijo hacia una de las entra
me presta atención mientras camino hacia los baños. Mis piernas tiemblan de agotamiento, no solo fís
apoyando mi cabeza en las manos. Aquí, al menos por un momento, puedo
. No puedo más. Lloro por Samuel, por mis padres, por el bebé que
o está agotado, y las lágrimas cesan eventualmen
-
e siento débil, casi mareada, y mis pies duelen. No tengo adónde ir, pero s
ces cuan
ecable. Tiene el porte de alguien que está acostumbrado a moverse en círculos importantes, pero lo que más me llama la atención
bien? -me pregunta con una
es decir que sí, que estoy bien, pero sé que mi rostro cu
aunque mi voz tiembla y
mo si de verdad le importara lo que me pasa. Tiene unos ojos azules intensos, que contrastan con su cabello oscuro, creand
s pasando por un mal momento. ¿Hay algo quo necesito su ayuda, que todo está bien. Pero las palabras no salen. Las lágrimas comienz
sin poder contener el torrente
ando la situación con cuidado. Luego, con un gesto tr
Si quieres, puedes cont
arme, pero no tengo adónde ir. Y por alguna razón, su presencia me hac
-
mbre pide algo caliente para los dos: un té para mí y un café para él. Lo miro de reojo, notando los detalles de su rostro. Tiene un aire sofi
Samuel, de mis padres, del bebé. No sé por qué confío en él, pero algo en su mirada me hace sentir que puedo hacerlo. No
pero de alguna manera aliviada po
sorbo de su café
sincera, y sus palabras me tocan más de lo que e
todo este tiempo, he estado tan sola que escuch
dmito, bajando la vista. E
por un momento. Luego, extiende
ún momento necesitas ayuda, ya sea un lugar donde qued
l**, y debajo, el nombre de una empresa. No reconozco el nombre, pero la tar
pudiendo encontrar las pa
nrisa, pero hay algo en su mirada que se qued
de repente, su tono más suave-. Nunca
nar. Nadie había comentado sobre mis ojos de e
ándose para marcharse-.
e había sentido todo el día. Todavía no tengo todas las respuestas, pero por primera v
maginan a
os, ahí encontraran en mis historias destacada
as po