Prohibido seguir al corazón...
vida tranquila y estructurada, soñando con terminar una maestría, ir a Italia algún d
igo a mí mismo. "No te acerques demasiado, eres un profesional. No te
o de locura y pasión a tiempo? No d
; debemos ser educados y r
do enamorarse en
res son una figu
mis dedos y tratar de contener la hemorragia en su cabeza no era suficiente. Creo que, de la impresión, me fui desmayando poco a
tu c
mamá. Tú siempre está
ue te alimentes bien -exclamó mi
uerda que soy su cuidador: bañar, cenar, vigilar,
es de semana. Solo los ves dos dí
s de alivio y sus sonrisas... -Mau hablaba en un tono leve, pero de repente subió
mientos y cómo disfrutan cada momento dentr
ién es
dora. Tiene un
jo ella en to
la cabeza-. Yo diría qu
do-. Pero me has contado de las mirada
? -pregunté aún
cuidador y, sobre todo, como
-pregunté aún
de soltar toda la presión que les mete esa mujer am
a ella! ¡Por favor! Más
qué? -preguntó c
a desde esta perspectiva, a Andrea le ha to
o tienen la culp
uan, no solo pone en riesgo su vida, sino la
ontaron que los grandes se han
na versión revisada
-
an recibido nuevos niños -le dije a mi
xa
ca la peor parte: recibirlos y analizarlos a detalle
ines no nos llegan sorpresas, mucho menos niños nuevos -suspiré-. Ay, mamá, me quedan veinte minut
do menos lo esperas, esta te reta. ¡Pero hoy no será el día! Si no ha pasado
te cierres a la posibi
oso gobierno ya le cuesta el trabajo que tiene como para sacrificar su val
dejar un beso en mi mejilla-. ¡Si y
as: ella tenía razón y, además, me preguntaba: ¿cuándo tendría que afrontarlo? Me bajé del camión, to
ella mientras yo
información que Andrea proporcionaba, pero una sensación extraña me invad
l cuidador, entregaba, gastaba, daba quej
dijo Andrea. No le costó trabajo notar que Mau no s
u, ¡Mau,
pasó? -pregunt
a de lo que he dic
he escuchado
da de Juan hay más peleas y, sobre todo, mucha
laco, mal vestido y hasta desnutrido, pero nunca me imaginé que fuera tan
dijo ella, saliendo hacia la calle-. Nos vem
la cocina y dejé mis alimentos en el refrigerador. Mi compañera, Jazz, no había llegado. Me había dicho que la cubriera hasta las cinco. Entre la pláti
isti
eses en esta zona, pero las cosas comenzaron a ponerse feas y me escapé por segunda vez. Había estado en dos o tres casas más; la verdad, no recuerdo bien. Mi padre, un hombre muy poderoso, siempre me sacaba en poco tiempo. En Carmelita ya llevaba un año, y en sus mensajes lo único que hacía era decirme que pronto saldría. Como eso nunca sucedió, decidí tomar el a
a casa y, créeme, Daniel, regresar a Carmelita no es la mejor i
qué casa me integraban. Me muero por saber quién será mi nueva víctima. Ya lo había decidido: