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La Joya

Capítulo 2 ☆Dos☆

Palabras:4039    |    Actualizado en: 08/03/2021

nos trasladan a través de

n de las partículas de lodo seco que flotan en

vitarlo, espío a través de

ención desde

por casas de un solo piso

ridos o a punto de colap

, y hombres panzones apoy

taburetes, que beben li

apel. Pasamos por una cas

rradas, estas últimas con

e: estará llena de familias

dicinas que la realeza ha

sin importar cuántas provision

nte, veo tres soldados a

uálido. Ha pasado mucho

édicos que nos revisan. Lo

hombros anchos. Dejan de

s, y asumen una postura fi

de las cortinas. La

je, pero Raven no está aq

Sur. El Pantano es como la

Ciudad Solitaria. Si alg

eros en morir, consumidos

ea por

, a excepción de la Joya,

o distritos: Norte, Sur, E

hay un centro de retención

; la mía, al oeste. Me p

no haber sido diagnos

e en el carruaje. Me fro

circular que me implantaro

ar nuestro hogar. Solo es

nte. Es el método que ut

: no hablar de lo que su

de los Augurios. No

a a destino, una por

temblando cuando llego

cio de que mi familia está

rdo de mi pulso latiendo e

ano y mover la manija de

ínfimo, creo que no pue

si se olvi

ho la voz d

a con timidez.

stidos con lo que deben s

ue mi madre; su pecho y sus brazos son musculosos, ti

uido trabajo

ayor de lo que recuerdo

e arrugas pronunciadas al

o

está casi irreconocible.

piernas y brazos son largos

erpo huesudo. Pero su rost

smos ojos. Ambas tenemos

hace sonreír. Hazel se a

a Oc

–repite

endida por mi formalidad.

no entre los dedos de mis

aba que llevaría puesto,

a bata de baño. Ningún m

que yo tampoco. Quiero sen

sucio de

ra un segundo, y luego

lve en un abrazo. Está mu

toy segura que

turrea–. Estoy ta

roma a pan,

rañé –s

y me sostiene a un

tiempo

a las

uego la cierra con un le

hémoslo al máximo –gira

vengan a abraz

os largos; ¿cuándo crec

Cuándo se convir

Después se muerde

hablarle a una sustitut

romeo–. ¿Con qué te ha

0 –dice c

un mon

nte mi r

madre–, ven a sal

a Hazel, quien solía esc

que le llevaba a escondida

onle la joya a la corona" e

entra corrie

e tiempo –dice mi madre

sirve té d

lgo que no te

o mi mayor esfuerzo para

y astringente; mis papi

jugo recién exprimido. La

mientra

la mesa de madera, sentad

más pequeña de lo que

y el comedor. Hay un lav

funciona de mesa auxiliar

s. Hay un solo sillón, co

dora junto a la chimenea. M

to si aún

uerda de mí –di

ica mi madre–. Solo... no

s cielos, Vi

d me veo tan diferente? M

i piel tiene un ton

iño –ríe mi mad

nsa la g

isto mi rostro

ahora? –pregunta,

za dentro del bolsillo de mi bata

qué, pero el mero pensam

anos de mi madre que está

ritis y las venas azules so

apa top

–le pregunto. Sus mejill

adre –insisto–, ¿qué

ve

to mientras siento cómo

erva con expres

ábamos e

la cabeza, desconcer

itutas les dan un salario

a de u

dre s

iolet. ¿Por qué crees que

s; ya no puedo trabajar t

a las fábricas?

puesto

reva a sugerir eso. Haze

no en la Granja, apenas ti

Me estremezco al pensar

hogándose con el pol

por cómo mantengo a esta

. Solo es algo de oro –se p

e oro –repite

molesta. Tiene razón, es

dr

o por última vez, lo extra

e la

vo. De todos modos,

e mi madre mientras rec

costó vend

as –su

con la bata de

os le brillan ll

. Ahora te qu

en. Pero me gustaría con

brazo y apri

de que te permitan v

o que queramos.

de la habitación y me a

ero decir. Una mosca zum

ia mi mano con el dedo,

ocu

en allí, ¿ver

arto la mirada. No tengo

la Pue

Por favor, dímelo. No pue

el y Ochre. Primero tu pad

a lágrima escapa y se des

¿Cómo se supone

un nudo en

, con la vista fija en su

ci

No la tuve. Pero de todo

bueno ha salido de esto

jo

sí. Desearía poder decirl

or, las pruebas intermina

la he extrañado, y que h

todas las cuidadoras junt

l violonchelo y lo buena

upiera. Creo que le gus

está tan hinchado que m

e traslada con velocidad a

uerdo tan viejo y enredad

do, rogándole a ella que no permita que me lleven.

tido andrajoso. El destello

os labios contra mi frent

"Tienes que ir con ellos,

lo

demasiado calor

o con la voz entrecortada

pe por la pu

s que un sector de tierra

o una brisa fresca acarici

á en el centro del patio.

o era la canción q

ito el l

ce que es

ía sobre la naturaleza p

cuando la cantaba era la

que probé cuando llegué a

cáscara y la acidez

s dife

l está sentada en una cub

casa. Ni siq

amá –respondo. Mi voz

or un momento. Sus ojos s

ez lo parecida que

a la Subasta –comenta

que nos

ie

Verdad. Es cuando... sal

o –no sé por qué lo dije.

de las cuidadoras ti

e pone

na cuenta que saldar ante

lacio de

terrada–. No, po

y los presiona con fuerz

nojada

por qué e

a cabeza, s

oy aquí porque los quier

mbién. Los extrañ

escribiste? –grita Hazel,

ometiste que lo harías. "

ibir una carta y tú nunca,

sola

el pecho como un puño. P

o tan evidente que me ser

viese dentro

pude. Nos l

a lo intentaste –suelta–.

da fresca y agua caliente.

deja d

ero ¿no crees que devolve

vivir contigo? ¿Y arropar

cuando llueve, para lueg

mágenes aparecen sin d

dría haber tenido. Pobre,

familia por agua corrien

me diero

cumpleaños –le digo. Corr

mporta–. Hago que prepar

a, escriben tu nombre en

amiga Raven y yo cantam

l hermano de Raven y pa

ver

i mejilla y aterriza en

apagan las luces. Te cue

la vida en el centro. Todos

ncia entre nosotras y me e

su frágil cuerpo huesudo ti

is mejillas y se pi

aba –su voz suena amort

abías abandona

empre te querré,

e breve momento. Sin impo

ado de la Subasta, estoy a

ste último momen

equeño pato asado que es p

s arveja

sar en todas las cenas qu

más frescos. Y mi familia

n festín digno

la lechería–exclama Ha

mer helado

n una sonrisa antes de

que trabajas

po –responde Ochre, sirv

má le quita el recipiente

n los animales. El capataz

la tierra –el pecho se le

bajando para la Casa de l

nos dan recesos largos p

todo eso. ¿Te acuerdas de

que son horribles. Los ca

cuentan el sueldo si te

rsing fumando? –pregu

ori

ría a Sable

tumba de tu padre, si a

rril

digo es que no es justo para los trabajadores no sa

erían permitirnos apelar

egura de que el Exetor no

e unos adolescentes –dice

nr

le digo a Ochre. Se rasc

nas patatas

iones interesantes –com

larme la manga, e

clase en la escuel

espondo–. Eres m

madre

a mitad de problemas que

a estado involucr

mirando a mi hermana–. ¿

ze

una mirada a

Solo unos ni

er, tendrás que hacer qu

ice mamá con firmeza. Ha

pla

mi interior al escuchar la

e la mesa que es tangible:

hre y Hazel, y cómo mamá

í, cómo hubiera comp

egurarme de que mi madr

a, aunque sea una mentira

la felicidad en

arse por mí –digo. Tod

decirlo tan abruptamente

ya el tenedor. Me obligo

a–. Mañana viviré en la

uy bien de mí –los ojos d

nto los quiero. A todos –la voz me tiembla y bebo un

mano contra su boca–. S

ría. Estoy... estoy muy org

ro que lo sep

e pronto ya no puedo segu

chimenea y me

agando –digo, incómo

uerta trasera y tomo un

las manos

sma. Si lo hago, verán cuá

vean. Deben pens

ed de la casa y contempl

l menos, sin importar dón

yo siempre veremos

de leña, mi mirada se po

a luna, y se me

Augurio: C

pido y deslizo la mano s

ta. Por una vez, el dolo

ejor alumna del tercer A

o en una de las ramas y

o las palabras

s, para verlo en tu mente. Tres

mi mente; el calor brota

comienza en la base de la

titilante, y jalo de ella,

. Un bulto pequeño se fo

s. El árbol se resiste un

n fuego consume mi col

erebro; arqueo la espalda

ores peores en mis cuatro

. Me obligo a concentrarm

y saco los hilos de vida un

forma, y el bulto se agranda hasta qu

lim

s ceden; las palmas golp

s gotas de sangre salpica

mano. Apoyo la frente sob

nos enseñó Patience, y de

eda es una leve puntada d

, me pong

piel es de un amarillo vi

rama. A Hazel

ol dentro de mí, y sé que

rbol ya no s

ña de la pila y regreso a

mi

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