La Joya
nos trasladan a través de
n de las partículas de lodo seco que flotan en
vitarlo, espío a través de
ención desde
por casas de un solo piso
ridos o a punto de colap
, y hombres panzones apoy
taburetes, que beben li
apel. Pasamos por una cas
rradas, estas últimas con
e: estará llena de familias
dicinas que la realeza ha
sin importar cuántas provision
nte, veo tres soldados a
uálido. Ha pasado mucho
édicos que nos revisan. Lo
hombros anchos. Dejan de
s, y asumen una postura fi
de las cortinas. La
je, pero Raven no está aq
Sur. El Pantano es como la
Ciudad Solitaria. Si alg
eros en morir, consumidos
ea por
, a excepción de la Joya,
o distritos: Norte, Sur, E
hay un centro de retención
; la mía, al oeste. Me p
no haber sido diagnos
e en el carruaje. Me fro
circular que me implantaro
ar nuestro hogar. Solo es
nte. Es el método que ut
: no hablar de lo que su
de los Augurios. No
a a destino, una por
temblando cuando llego
cio de que mi familia está
rdo de mi pulso latiendo e
ano y mover la manija deínfimo, creo que no pue
si se olvi
ho la voz d
a con timidez.
stidos con lo que deben s
ue mi madre; su pecho y sus brazos son musculosos, ti
uido trabajo
ayor de lo que recuerdo
e arrugas pronunciadas al
o
está casi irreconocible.
piernas y brazos son largos
erpo huesudo. Pero su rost
smos ojos. Ambas tenemos
hace sonreír. Hazel se a
a Oc
–repite
endida por mi formalidad.
no entre los dedos de mis
aba que llevaría puesto,
a bata de baño. Ningún m
que yo tampoco. Quiero sen
sucio de
ra un segundo, y luego
lve en un abrazo. Está mu
toy segura que
turrea–. Estoy ta
roma a pan,
rañé –s
y me sostiene a un
tiempo
a las
uego la cierra con un le
hémoslo al máximo –gira
vengan a abraz
os largos; ¿cuándo crec
Cuándo se convir
Después se muerde
hablarle a una sustitut
romeo–. ¿Con qué te ha
0 –dice c
un mon
nte mi r
madre–, ven a sal
a Hazel, quien solía esc
que le llevaba a escondida
onle la joya a la corona" e
entra corrie
e tiempo –dice mi madre
sirve té d
lgo que no te
o mi mayor esfuerzo para
y astringente; mis papi
jugo recién exprimido. La
mientra
la mesa de madera, sentad
más pequeña de lo que
y el comedor. Hay un lav
funciona de mesa auxiliar
s. Hay un solo sillón, co
dora junto a la chimenea. M
to si aún
uerda de mí –di
ica mi madre–. Solo... no
s cielos, Vi
d me veo tan diferente? M
i piel tiene un ton
iño –ríe mi mad
nsa la g
isto mi rostro
ahora? –pregunta,
za dentro del bolsillo de mi bata
qué, pero el mero pensam
anos de mi madre que está
ritis y las venas azules so
apa top
–le pregunto. Sus mejill
adre –insisto–, ¿qué
ve
to mientras siento cómo
erva con expres
ábamos e
la cabeza, desconcer
itutas les dan un salario
a de u
dre s
iolet. ¿Por qué crees que
s; ya no puedo trabajar t
a las fábricas?
puesto
reva a sugerir eso. Haze
no en la Granja, apenas ti
Me estremezco al pensar
hogándose con el pol
por cómo mantengo a esta
. Solo es algo de oro –se p
e oro –repite
molesta. Tiene razón, es
dr
o por última vez, lo extra
e la
vo. De todos modos,
e mi madre mientras rec
costó vend
as –su
con la bata de
os le brillan ll
. Ahora te qu
en. Pero me gustaría con
brazo y apri
de que te permitan v
o que queramos.
de la habitación y me a
ero decir. Una mosca zum
ia mi mano con el dedo,
ocu
en allí, ¿ver
arto la mirada. No tengo
la Pue
Por favor, dímelo. No pue
el y Ochre. Primero tu pad
a lágrima escapa y se des
¿Cómo se supone
un nudo en
, con la vista fija en su
ci
No la tuve. Pero de todo
bueno ha salido de esto
jo
sí. Desearía poder decirl
or, las pruebas intermina
la he extrañado, y que h
todas las cuidadoras junt
l violonchelo y lo buena
upiera. Creo que le gus
está tan hinchado que m
e traslada con velocidad a
uerdo tan viejo y enredad
do, rogándole a ella que no permita que me lleven.
tido andrajoso. El destello
os labios contra mi frent
"Tienes que ir con ellos,
lo
demasiado calor
o con la voz entrecortada
pe por la pu
s que un sector de tierra
o una brisa fresca acarici
á en el centro del patio.
o era la canción q
ito el l
ce que es
ía sobre la naturaleza p
cuando la cantaba era la
que probé cuando llegué a
cáscara y la acidez
s dife
l está sentada en una cub
casa. Ni siq
amá –respondo. Mi voz
or un momento. Sus ojos s
ez lo parecida que
a la Subasta –comenta
que nos
ie
Verdad. Es cuando... sal
o –no sé por qué lo dije.
de las cuidadoras ti
e pone
na cuenta que saldar ante
lacio de
terrada–. No, po
y los presiona con fuerz
nojada
por qué e
a cabeza, s
oy aquí porque los quier
mbién. Los extrañ
escribiste? –grita Hazel,
ometiste que lo harías. "
ibir una carta y tú nunca,
sola
el pecho como un puño. P
o tan evidente que me ser
viese dentro
pude. Nos l
a lo intentaste –suelta–.
da fresca y agua caliente.
deja d
ero ¿no crees que devolve
vivir contigo? ¿Y arropar
cuando llueve, para lueg
mágenes aparecen sin d
dría haber tenido. Pobre,
familia por agua corrien
me diero
cumpleaños –le digo. Corr
mporta–. Hago que prepar
a, escriben tu nombre en
amiga Raven y yo cantam
l hermano de Raven y pa
ver
i mejilla y aterriza en
apagan las luces. Te cue
la vida en el centro. Todos
ncia entre nosotras y me e
su frágil cuerpo huesudo ti
is mejillas y se pi
aba –su voz suena amort
abías abandona
empre te querré,
e breve momento. Sin impo
ado de la Subasta, estoy a
ste último momen
equeño pato asado que es p
s arveja
sar en todas las cenas qu
más frescos. Y mi familia
n festín digno
la lechería–exclama Ha
mer helado
n una sonrisa antes de
que trabajas
po –responde Ochre, sirv
má le quita el recipiente
n los animales. El capataz
la tierra –el pecho se le
bajando para la Casa de l
nos dan recesos largos p
todo eso. ¿Te acuerdas de
que son horribles. Los ca
cuentan el sueldo si te
rsing fumando? –pregu
ori
ría a Sable
tumba de tu padre, si a
rril
digo es que no es justo para los trabajadores no sa
erían permitirnos apelar
egura de que el Exetor no
e unos adolescentes –dice
nr
le digo a Ochre. Se rasc
nas patatas
iones interesantes –com
larme la manga, e
clase en la escuel
espondo–. Eres m
madre
a mitad de problemas que
a estado involucr
mirando a mi hermana–. ¿
ze
una mirada a
Solo unos ni
er, tendrás que hacer qu
ice mamá con firmeza. Ha
pla
mi interior al escuchar la
e la mesa que es tangible:
hre y Hazel, y cómo mamá
í, cómo hubiera comp
egurarme de que mi madr
a, aunque sea una mentira
la felicidad en
arse por mí –digo. Tod
decirlo tan abruptamente
ya el tenedor. Me obligo
a–. Mañana viviré en la
uy bien de mí –los ojos d
nto los quiero. A todos –la voz me tiembla y bebo un
mano contra su boca–. S
ría. Estoy... estoy muy org
ro que lo sep
e pronto ya no puedo segu
chimenea y me
agando –digo, incómo
uerta trasera y tomo un
las manos
sma. Si lo hago, verán cuá
vean. Deben pens
ed de la casa y contempl
l menos, sin importar dón
yo siempre veremos
de leña, mi mirada se po
a luna, y se me
Augurio: C
pido y deslizo la mano s
ta. Por una vez, el dolo
ejor alumna del tercer A
o en una de las ramas y
o las palabras
s, para verlo en tu mente. Tres
mi mente; el calor brota
comienza en la base de la
titilante, y jalo de ella,
. Un bulto pequeño se fo
s. El árbol se resiste un
n fuego consume mi col
erebro; arqueo la espalda
ores peores en mis cuatro
. Me obligo a concentrarm
y saco los hilos de vida un
forma, y el bulto se agranda hasta qu
lim
s ceden; las palmas golp
s gotas de sangre salpica
mano. Apoyo la frente sob
nos enseñó Patience, y de
eda es una leve puntada d
, me pong
piel es de un amarillo vi
rama. A Hazel
ol dentro de mí, y sé que
rbol ya no s
ña de la pila y regreso a
mi