¡Eres mía, cuñada!
a y se aleja, ¿Qué espera que haga yo? ¿Tal vez esté
ama y negando antes de volver
anos, aún conservaba la sonrisa traviesa y seductora en sus
no te enfades- en ese momento Erwan le estaba mostrando a la joven una faceta de él que nadie
algo podía identificar era el tipo de gente que había visto desde que era una niña y ese hombre era de ese tipo, aunque él parecía no tener el mismo ojo clínico
l hombre y le agarró de la corbat
aplomo de la joven para encararlo y e
o que le tomara la ventaja, que hic
ailarina de ballet, tiene razón,
he - añadió rozándole los labios al hablar antes de apartarse de él y quitarle la copa que le había preparado de
o a la bebida y caminó hasta la p
do por los labios de ella, pero si creía que podía besar
los muros, sus copas se encontraban esparcidas por el suel
a conocerte un poco más, hablar contigo en privado...- le dijo, rozando sus labios con los suyos, pese a tenerla acorralada ella
ralarla, el pecho de Victoria subía y bajaba, su respiración se aceleraba
o sus labios por su cuello, aspirando su ar
más contra ella -Erwan... Erwan.... Erwan...- pronunció su nombre varias veces más ant
ie
más dulce, mientras su deseo se volvía más salvaje, más visceral. En es
a besó. También la tomo de las caderas haciendo que se aferrars a él y así poder llevarla hasta enorme c
antes, se olvidó por completo del lugar en el que estaba, no podía dejar de pensar en esas manos por su cuerp
ra vez de esa forma a un desconocido, pero lo cierto era que jamás se había sentido tan tentada, tan excitada, tan dispuesta a segui
odía simplemente divertirse esa noche, disfrutar de aquello que le pedía el cuerpo y nadie
o déjate llevar - le
pués, sino él, ya que la atracción que ella ejercía sobre él era imp
cremallera del vestido que vestía esa noche, quitándoselo. Por un momento Erwan sintió que el aliento le faltó al verla completamente desnuda frente a él, sus pechos no eran