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DOCTOR CEO

Capítulo 5 Que haces aquí

Palabras:1366    |    Actualizado en: 26/02/2024

r mucho y mañana podré aprovechar mi día

a mis adentros, ya molesto por haber sido despertado así. No soy madrugador. Pedro volvió a tocar la puerta, haciéndome querer apretarle la cara con tanta fuerza que se le derretiría el cerebro. - ¡¡¡Ya va!!! Él sonrió cuando abrí la puerta. Pero su sonrisa pronto murió cuando su mirada se posó en mi ropa. - ¿Sucedió algo? — bostecé. — No — lo miré — vine a examinarte y ver cómo estás. Miré el reloj, sorprendida de que sean las siete de la mañana y él esté levantado. - ¿Tan temprano? Me miró atónito. — Normalmente voy temprano al hospital, pero anoche cuando salí de aquí necesitaba ver a un paciente. Abre más la puerta para que entre. — No te quedes ahí, pasa. — Le di paso. - Licencia. — Entró y se dirigió directamente a la sala. Cerré la puerta y me volví hacia él, sorprendiéndolo mirando mi pijama nuevamente. — Estoy bien, doctor, sólo que a veces siento que me palpita la cabeza. — Es por el golpe, te golpeaste muy fuerte en la cabeza y terminaste con una leve hinchazón. — Eso explica por qué todavía duele. - Me quejé. — Sí — se acercó a mí — pero fuera de eso, ¿cómo estás? ¿Sentiste algo más? Dije que no. — Estoy bien, aparte de los dolores de cabeza. — Por eso Alejandro te dio un certificado de una semana, es el momento perfecto para que baje la hinchazón y descanses. Sonrío torpemente. — Puedes estar seguro de que lo haré — Señalé mi cama — Estuve descansando hasta ahora. Caminé hacia el armario, buscando un vaso, pero cuando me di la vuelta, me sorprendí cuando lo sorprendí mirando mi pijama con algo de atención nuevamente. — Puedes estar tranquilo, prometo mejorarme pronto. Sus ojos se encontraron con los míos. — Traje esto — me entregó una bolsa y la colocó sobre el mostrador, el olor a comida fresca llenó el lugar. - ¿Qué es? — Sostuve la bolsa con fuerza, mirándolo. — Tu almuerzo y desayuno. Abriendo la bolsa con cuidado, descubriendo lo que había traído para mí. — Vaya, aquí hay mucha comida. — Lo miré — Durará todo el día. — Esa es la intención — Se centró en su reloj por unos segundos, antes de mirarme — ¿Puedo examinarte antes de ir a trabajar? Dejé caer la bolsa de inmediato. —Por supuesto, lo siento. -¿Porqué te estás disculpando? - se aproximó. — Me sorprende encontrarte aquí, olvidé que hoy tenías turno. Él sonrió. — No podría trabajar sin saber de ti. Sentí mis mejillas calentarse. Caminé hacia la cama y le subí la manga del pijama para ayudarlo a hacer su trabajo más rápido. No quería quitarte demasiado tiempo. - Licencia. — preguntó tocándo

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