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Un hijo para el multimillonario

Capítulo 9 La fiesta

Palabras:1199    |    Actualizado en: 28/01/2024

calma y déjame encargarme de es

familia Allaband. Y Danika recordó sus palabr

y rápidamente miró a Danika y lu

l era su tipo: esas personas que hablaban amablemente, con dul

prendida, Vera?—le pregunt

o asistes a eventos d

n la fiesta de cumpleaños de la empresa de la que soy director ejecutivo. Después de mi abuelo, soy la p

ente, pero Vera logró n

na pequeña risa. Danika luchó por no pone

quién era la pelirroja que acompaña

nía emociones y Danika se sorprendió de lo indiferente

éndole permiso, y siguió a Hernán alej

s, tratando de cont

ntalmente, hirviendo de ira. "Deja que el lisiado tenga un poco de felicidad, ¿vale?", se burló. Después

era fue a buscar

a silla para poder estacionar allí la silla de ruedas. Se alegró de no tener que decirle eso

reguntó Danika, antes de se

pero que traigan las bebidas pronto. ¡Necesito algo f

ego llamar a Hernán para que subiera también. Danika dejó paso a su silla de ruedas y se qu

bre que hablaba. Danika se sintió incómoda, pero justificó su sentimiento con el hecho de que Hernán era su marido y no le gustaba lo que hac

de que aparentemente Xandros sabía del interés de Catriona en Hernán, pero lo que había hecho sig

éis. ¡Danika Allaband! —Anunció Hernán y Danika miró a su alrededo

llero de los libros y películas que ella tanto amaba. Él arqueó le

y ella terminó dando un paso en falso y cayendo por las escaleras, lastimándose las

Danika quiso enterrar su cabeza en un agujero cercano, pero se levantó e intentó ac

el mic

Mi esposa está embarazada! ¡Ne

fue el sonido de cristales rompiéndose. Miró a su alrededor y vio a

oído a Hernán, quien asintió y tomó l

pia pierna con la otra mano. Los ojos de Danika

pidió. La colonia de Hernán se le metió en la nariz y la

gente se alejaba y Danika estaba mu

xactamente eso, para no poder mirar a toda esa gente, pero

abeza. Hernán suspiró profundamente. El aliento de D

ombre de poco más de treinta años. Cuando extendió la

e pensamiento de su mente. Aquello no eran celos. Era simplemente un hombre que no quería compartir lo que era suyo, le gustara o

ejó que el médico comprobara l

o si quiere puede llevarla mañana a los exámenes. Lame

edes dejarnos—Dijo y el doctor h

anika, Hernán la mi

o de que no t

me golpeé la barriga ni

n, y por un momento, Danika creyó ver al

cho, me acabo de g

verlas e

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