El Regreso De Luna
el simple hecho de que estaba viva. Lo único que se podía escuchar en ese cubículo eran los gritos d
nace en este mundo, no hay motivo para aleg
a en que nací, con mi cuerpo herido, mis manos desgarradas por el castigo que me f
o gruñó, - ¿cómo una humana repugnante como tú, una e
o fuera posible, sentí el látigo, golpear con fuerza mi me
ás joven del señor al que nací para servir, me gruñó, los ojos brillando en ese tono rosa
arian Baldwin hablar, los dientes entreabiertos, los ojos felinos, - ere
iempre había si
r suspiro, hab
z si so
si lo i
e quejo, contrad
vió de
garraba mi pecho, mi espalda, mis piernas. A los gritos que sentía esca
do por monstruos. No había lugar para un ser co
talló cuando las lágrimas rodaron una última v
odo, me arrepentí de la noche de luna llena donde salv
E. L.
la oportunidad de hacerlo todo de
nto ese día que apenas podía ver una mano frente a mi car
e entre las rosas donde había sido arrojado. Un rosal que tenía espinas afiladas, lo suficientem
egros completamente distantes mientras me miraba, - como imagi
, obviamente pesado, y el hecho de que estuviera lloviendo tan fuerte no ayudaba
gar donde pudiera c
nde solía dormir, en ese cubículo, sin más que una estera y paja. La única vela que poseía para
l frío, en la lluvia, para recolectar hierbas y pétalos que pudieran salvar la vida de ese desdichado. Cuidé de sus heridas, le hice beber la pócima de los tés, e incluso me aseguré de que
pable de los crímenes de traición a la familia real -dijo finalmente el sacerdote, con los labios a
tura sedienta de amor, no... también tenía que ser lo suficientemente tonta como para ayudar a
n para mí, en caso de que reencarnar
mo si estuvieran disfrutando de esa escena, la escena en la que simplemente me ponían
rio de estos perros bien educados, no a estas alturas. Tanto que solo escuché los pasos del ejecutor, acercándose a mi cabez
espada finalmente se encontrará con mi cuello, esas dos grandes puertas del salón imperial se abrieron y lo vi. Estaba allí. Con esos malditos ojos negros, que parecían listo