El Regreso De Luna
a L
n detalles dorados. No era el techo del palacio, pero... tampoco
bía abrazado en un momento de unilateralidad, pero ahora, todo parecía extraño y
erpo ligero como una pluma. No había dolor, ni siquiera la ag
sentí manos delicadas y suaves tocando mi piel,
do y la miré, el cabello pelirro
no
ivamente er
r, cálmate...- un hombre que estaba a su lado, con cabello
personas, mucho menos por q
ueo, además de brillo en esas iris claras, - solo quería saber cómo se siente... - murmuró, -
¿N
yl
a hablando? ¿
izada. Había médicos, sacerdotes, pero no había señal de otra mujer, fue cuando me di cuenta. Cuando mi mirada bajó y noté mi piel pálida co
es peli
osi
divino, una conexión directa con la di
e que me di cuenta
n pelirrojos, y mu
ña, suave, elegante, delicada, como si algún tipo de ninfa finalme
ujer pelirroja habló, los ojos llorosos, - N
, mis ojos turbios mientr
yl
era
o
scuros y una piel marcada por el sol y las cicatrices de mi pasado. Yo era una e
bre pelirrojo llamarme y tragué sa
cesita descansar, - oí al médico hablar, - es común que d
irroja parecía a punto de
ombre decir, - nuestra pequeña si
culpa de... no ser la hija de esos dos. Si Nyla, la hija de esos dos
n bendecidos por la diosa de la luna, y cuando uno de ellos partía de este mundo, dejando espacio para o
ar
o. Había tenido, en el m
algo más que lo que era. Una huma
in embargo... no iba a quejarme de lo que había sucedido, ya fu
a estaba teniendo piedad de un mero alma humana, de una mortal que fue utilizada de manera tan injusta por aquello
ni por qué desperté en el cuerpo de Nyla Lenore. Lo que importaba era
oportunidad
esperanza brillando en sus ojos-, perdónenme por preocuparlos... simplemente estoy confun
char al médico explicarme paso a paso lo que debía o no hacer para mantener mi salud y bienestar, se sentaron
Lenore, donde ahora residía. Pero sabía que lo mejor era estar allí. Era esperar. Porque
hacerlo en la casa Baldwin, pero en la casa Lenore no había esclavos, y fue una joven de cabello
idió que le trajera una sopa, espero que le guste. El cocinero se esforzó pa
era la primera vez que recibía tanta amabilidad. Y
de Baldwin, pero al menos un poco amable y educada, después de todo, los Lenor
la puerta, dejándome sola en esa habitación enorme y una parte de mí se sinti
naron de lágrimas, porque aunque se considerara algo simple,
ju
rque como simple humana, ni siquie
que, - me dije a mí misma, forzándome
aba ahora era