En manos del Mafioso: Amor y crueldad.

cipal los ojos no dejaban de estar fijos sobre Ariadne, quien parecía no perca

ver a una mujer capaz de asesinar a sangre fría como ella acababa de hacerlo y mucho menos usando un arma blanca en luga

n bajar del auto y perderse en los pasilla, Gio

iertos peligros o situaciones y esa mujer Ariadne Moretti gritaba peligro con cada una de las células de su cuerpo. Gi

que en el fondo tenía cierta duda; en definitiva esa no era la Ariadne que el conocía a la perfección pero pud

convertido en una de las favoritas de G

e de igual forma Giovanni tenía planeado dejar guardias para que lo cuidarán de la mujer desconocida, en la mente de sus hombr

era el tipo de mujer que deseas tener a tu lado cuando eres el líder de una ma

andro finalmente se dirigió a su habitación; al ingre

aremos un plan para dirigirnos a Bruselas.

nzo. Así que no te preocupes por darme explicaciones - respon

guro Alessandro cruzandose de brazos y recostandose de la pa

enloquecido en ese tiempo no lo haré está noche. Confío en ti y se que vas a traerlo de vuelta - se giro para m

le pasaría por la cabeza!, ¿matarla solo para

z de cometer tal t

l a tu padre - fue la

en los últimos dos años? - preguntó Al

ándome con matarte o matar al bebé si me atrevía a buscarte - respondió, dejando escapar un suspiro

u lado... estar para ti y nues

dre fue quien traicionó tu confianza; me vendió, permitió que me tomaran una y otra vez frente a tus ojos, te oculto que estaba viva y embarazada de tu hijo; amenazo la vida de Leandro aún antes de nacer... me ha obligado a hacer muchas cosas en los últ

ocativa, colocó sus fuertes manos sobre la cintura femenina, atrayendola más hacia su cuerpo; las manos de Ariadne se posaron

s años - pidió en voz baja, Alessandro sintió como el cálido aliento de la chica chocaba contra la piel de su cuello, erizando su piel - Tocame - Ariadne sujeto la mano de Alessandro girandola hacia sus piernas, haciendo que acariciara su piel hasta perderse

lentarlo con una simple caricia, sabía ser una terrible tentación con solo hablarle al