En manos del Mafioso: Amor y crueldad.

seguramente a causa de alguna droga que debió haberle dado su padre... su pad

d; sus párpados pesaban y la

padre lo hizo reaccionar, sus ojos se posaron en

edo encima! - grito, forcejeando con las atadura

una siciliana en mi familia - sujeto el rostro de la mujer, quien estaba amordazada, mirándolo con cla

ortiguados por aquella mordaza se c

¿A un hombre que súplica por la vida de una simple mujer? - haré lo que tú quieras - prometio, dándose por

gándola a inclinar la cabeza hacia un lado; dándole completo acces

Deja de actuar como un cobarde! - una vez más A

tiene sus contras como perdida de la conciencia y quizás la muerte - Enzo sonrió con superioridad - vas a aprende

vendida. ¡Gran error!, lo peor de todo: se había enamorado de ella. Y eso no es válido en la m

a nieta de Gianfranco Salvatore - rio un vez más al ver la sorpresa marcada en el rostro de su hijo. Claramente la mujer no le había dicho realmente quie

s de su padre, lo que implicaba ser parte de la mafia; él mismo no era ningún sa

rupo de hombres que Alessandro nunca había visto ingresaron en la sala - allí está su mercan

elegantes, demostrando su poder en la mafia; probablemente eran es

u rostro empapado de lágrimas mientras le quitaban las a

iendo aquella chica que amaba. El corazón de Alessandro dió un vuelco doloroso, todo aquello era su culpa; por él ella

o; de forma brutal y casi primitiva mientras ella gritaba y lloraba a mares, preguntandose ¿que había hecho para merecer tal castigo?. Ella era solo una muchacha llen

parable Alessandro Cassiano que disfrutaba de torturar a sus enemigos?. Que gozaba de derramar la sangre de aquellos que se atravesaban en su camino... se había v

como una simple mercancía de la cual disfrutar hasta no dejar

se acercó hasta ella, abrazándola contra su

azón se hacía pedazos cada vez más con cada segundo que pasaba sin obtener respuesta de ella - no me hagas esto por favor - so

ue acababa de llegar, no tenía sent

Salve su vida o lo mataré! - ame

asistentes de como proceder. Alejaron a Alessandro del maltratado cuerpo,

atrevieron a ponerle una mano encima - señaló a su padre con su dedo índice - y tu serás el último... verás como l

¿Enzo quería que tuviera sangre fría y no tuviera corazón?. ¡Bien!... lo

eza. Enzo sabía que acababa de firmar su sentencia de muerte. ¿Quien podría más?, ¿él con toda su experi