En manos del Mafioso: Amor y crueldad.

l deseo a flor de piel haciendo estragos como si el tiempo no hubiera pasa

ó con picardía, Alessandro la apego contrato la pared, haci

ardía. En respuesta Alessandro beso la piel de su cuello, hasta llegar al

urro, pasando su lengua por la

ro comenzó a jugar con el sonrosado pezón femenino mientras que la otra se perdía entre los mu

tendía su mano hacia atrás para comenzar a jugar con el cabello de Ales

hizo girar en un agil movimiento; ella enredo sus piernas alrededor de la cintura masculino mientras Alessandro la

r años... aún las caricias de Ariadne quemaban placenteramente su piel, aún la atenc

aba a abandonar el cielo cuando Alessandro abandono la habitación, tan solo media hora después Ariadne s

tan iluso que no se da cuenta ,- expreso Giovanni cuando se e

e avanzo unos cuantos pasos hacía Giovanni, hasta terminar acorralandolo cont

áscara frente a Alessandro y disfrutaré acabarte con mis

ntigua?... Dime ¿eres un puto traidor o simplemente eres un incompetente que no sabe hacer su trabajo? - el semblante de Giovanni cambio totalmente - yo tu me andaría con cuidado - Ariadne estaba tan cerca de él que p

e esa mujer era una manipuladora?, ¡estaba encerrandolo en su red con demasiada facilidad! - ¡Lorenzo!, ¡Franchesco!... no le quiten la vi

tos de control, exactamente a la espectacul

jes y más si son de brazos fuertes como tú - fueron sus palabras hacia el

usa ya que no sabía el nombre de la mujer

tan solo un par de dedos, se forma sutil y coqueta - ¿que tal si me llevas a dar una vuelta en uno de esos hermosos autos? - se inclino para

tada, rápidamente carraspeó para retomar la compostur

derme... verás que no te dirá que no... ve... yo estaré esperandote aquí - la picardía con la que hablaba, su mirada abrumad

e el escritorio del punto de control, cruzando sus piernas de forma sugerente. E

acionados, tomo una presionando inmediatamente el botón para desbloquear el auto y descubrir a cual pertenecía, sonrió en el momento en que la suave y corta a

ese puntos de control regresaba en com

le había escapado con tanta facilidad que daba vergüenza!. ¿Y si decidía nunca más volve

hombres comenza

ujer no se debe confia

retó los puños enojado. Ariadne acababa de poner a prue