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Corazones indomables.

Capítulo 2 Pasado que hace daño.

Palabras:1475    |    Actualizado en: 05/11/2023

mirada se cruzada con la suya; ansiaba tanto tener la oportunidad de hablarle pero era un simple cobarde que se sentía incap

e ser vivo más destinado a ser espectador de tal belleza como lo era Helena Bomparkt. No podía sacarse de la mente esa d

del día por primera vez en mucho tiempo, observando todo con

fuera el canto de los mismísimo ángeles. Sus facciones finas, delicadas, sus expresivos ojos grise

da , angelical... tan solo ese instante fue suficiente para quedar prendido de ella... desde ese momento en que su co

ba uno de sus hombros; cerro los ojos respirando profundo para luego beber todo el contenido de su vaso de

se a su alegría, a su risa; a su serenidad; Eduard dejo escapar una leve sonrisa, así e

ncla a la realidad, al presente; no podía permitir que Helena Bomparkt llegara a perturbar su vida una vez más, porque ¡carajos!, estaba seguro que Helen

ven, vamos a bailar - pidió, tirando de su mano levemente hasta que el hombre se puso de pie para seg

nsias de cariño, de compresión y lo hacía olvidar sus problemas; en los últimos años ella se había convertido en su mayor confort. Todo marchaba muy bien, demasi

guardaespaldas de Helena, mirándolo con expresión apacible; serio, observó po

eñaló, el reloj ya marcaba las 8:30 de la noche; hac

ún momento él había aceptado cenar con Helena, aunque

espedirse de su compañera y caminar a la salida. Charly lo siguió de cerca, recordaba muy bien a ese muchacho y entendía la act

ngreso con total desconfianza, vaya fue la sorpresa de Edu

arte de atrás para darle privacidad a sus jefes. Eduard trago grueso en el instante en que escucho como los seguros del auto se cerraron. ¿Acaso estaba llendo al matadero?,

vó la fachada del restaurant a dónde Charly lo había llevado y en ese i

abriendo la puerta del auto para el hombre, quie

rla, sus tacones altos y un abrigo colocado delicadamente sobre sus hombros, su mirada fija en su teléfono celular. Y en ese instante de sintió fuera de lugar, ella era perfecta y él

ención de Helena, quien despegó al fin su mirada de

intento decir algo pero ella le hizo una señal para que guardara silenci

s más apartadas del lugar, no tardaron demasiado en tomar asiento y ordenar la comida, la cual no tardó demasiado

us delicados movimientos, cómo degustaba su comida y como sus labios

untó la mujer, al notar que su ac

bien - aseguro el hombre, c

uno de los meseros sostenía una caja abierta, dónde brillaba un hermoso Role

na - respondió el joven observa el como

os los regalos del mundo - aseguro ella, con su expresión sería aún

Irrumpes en mi graduación, me arrastras a cenar contigo... no entiendo tu actuar - fue direct

rdo, clavo su mirada en la ajena - me cas

afortunado? - pregunto con ironí

lco mientras se ahogaba con su bebida. ¿Que carajos es

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