Corazones indomables.
mirada se cruzada con la suya; ansiaba tanto tener la oportunidad de hablarle pero era un simple cobarde que se sentía incap
e ser vivo más destinado a ser espectador de tal belleza como lo era Helena Bomparkt. No podía sacarse de la mente esa d
del día por primera vez en mucho tiempo, observando todo con
fuera el canto de los mismísimo ángeles. Sus facciones finas, delicadas, sus expresivos ojos grise
da , angelical... tan solo ese instante fue suficiente para quedar prendido de ella... desde ese momento en que su co
ba uno de sus hombros; cerro los ojos respirando profundo para luego beber todo el contenido de su vaso de
se a su alegría, a su risa; a su serenidad; Eduard dejo escapar una leve sonrisa, así e
ncla a la realidad, al presente; no podía permitir que Helena Bomparkt llegara a perturbar su vida una vez más, porque ¡carajos!, estaba seguro que Helen
ven, vamos a bailar - pidió, tirando de su mano levemente hasta que el hombre se puso de pie para seg
nsias de cariño, de compresión y lo hacía olvidar sus problemas; en los últimos años ella se había convertido en su mayor confort. Todo marchaba muy bien, demasi
guardaespaldas de Helena, mirándolo con expresión apacible; serio, observó po
eñaló, el reloj ya marcaba las 8:30 de la noche; hac
ún momento él había aceptado cenar con Helena, aunque
espedirse de su compañera y caminar a la salida. Charly lo siguió de cerca, recordaba muy bien a ese muchacho y entendía la act
ngreso con total desconfianza, vaya fue la sorpresa de Edu
arte de atrás para darle privacidad a sus jefes. Eduard trago grueso en el instante en que escucho como los seguros del auto se cerraron. ¿Acaso estaba llendo al matadero?,
vó la fachada del restaurant a dónde Charly lo había llevado y en ese i
abriendo la puerta del auto para el hombre, quie
rla, sus tacones altos y un abrigo colocado delicadamente sobre sus hombros, su mirada fija en su teléfono celular. Y en ese instante de sintió fuera de lugar, ella era perfecta y él
ención de Helena, quien despegó al fin su mirada de
intento decir algo pero ella le hizo una señal para que guardara silenci
s más apartadas del lugar, no tardaron demasiado en tomar asiento y ordenar la comida, la cual no tardó demasiado
us delicados movimientos, cómo degustaba su comida y como sus labios
untó la mujer, al notar que su ac
bien - aseguro el hombre, c
uno de los meseros sostenía una caja abierta, dónde brillaba un hermoso Role
na - respondió el joven observa el como
os los regalos del mundo - aseguro ella, con su expresión sería aún
Irrumpes en mi graduación, me arrastras a cenar contigo... no entiendo tu actuar - fue direct
rdo, clavo su mirada en la ajena - me cas
afortunado? - pregunto con ironí
lco mientras se ahogaba con su bebida. ¿Que carajos es