Tuya para siempre
ñana si
cabeza que me está matando. ¿Qué carajos hago en mi oficina? Ni siquiera recuerdo
Dios! ¿Pueden e
No logro recordar nada de lo que pasó durante las últimas veinticuatro horas. Los recojo de la alfombra y los coloco sobre la mesa. La cabeza me pulsa de manera incesante provocándome un dolor desesperante. Me dir
hablar, Antho
a hacerme creer que esa niña es mi hija. Puede engañar a la Nana, pero no logrará hacerlo conmigo. Conozco a las
na mi
que me arrepienta en el acto―, deshazte de ella de inmediato ―le exijo tajante―,
o estoy dispuesto a perder el tiempo en un asunto que no me compete y por el que no estoy dispuesto
, hijo? ―insiste decidida―. ¿Te has detenido siq
minado a finiquitar esta conv
de ella ―menciono seguro―. Sácala de mi vista y nunca más se te ocurra volver a me
pero no voy a retractarme de lo que acab
z temblorosa―, me decepciona y me llena de tristeza ver a ese
e veinticuatro horas. Odio hacerla sentir de es
un tono carente de emoción―, lo que ves delante de ti,
ahora llegó a quedarse para siempre y no se irá nunca más. Entro a mi habitación y cierro la puerta con un fuerte azote. No me gusta que
rnidad. Me quito la ropa y una vez en el baño, me meto debajo del chorro para ver si hago desaparecer con el agua fría el desesperante dolor de cabeza.
para marcharme a la oficina, pero antes decido cerciorarme de que la Nana haya seguid
omo bomba de tiempo. Toco la puerta, pero no obtengo ninguna respuesta, así que giro el pomo e ingreso sin
No termino de pensarlo, cuando mi sonrisa es pulverizada de un solo plumazo. Al acercarme la escucho tararear, una dulce melodía que, aun después de tantos años, recuerdo con
os de un manotazo e ingreso al área de la cocina. Me lleno de impotencia en el mismo instante en que comprendo que, aun en contra de mis órdenes y advertencias; la Nana se ha empeñado en mantener a esa niña bajo mi techo. Impuls
fica todo esto, Nana
arecidos en una línea muy delegada, en el mismo instant
ace sentir desconcertado―. Con tus gritos desmedidos has asustado a la bebé, justo en el instante en que
e es algo que me impo
, ahora mismo le ordenaré a Russell que la lleve a la policía o la entregue en un orfanato pa
ar aquellas palabras. Abraza a la pequeña como si pretendiera protegerla
opone y a llevar esto hasta sus últimas consecuencias. La conozco bien, es la única persona con la suficiente capacidad para retarme, enfrentarme y salir v
alpitaciones en mi cabeza se hacen más intensa y están a punto de hacerla explotar. Tomo un par de hondas respiraciones para intentar tranquilizarme y toco la puerta e
enderla con garras y dientes―. Si me veo obligada a hacerlo, te prometo que la protegeré en contra de ti mismo y, si te atreves a hacer algo en su contra, me iré de esta casa, la lle
puedo creer que esta recién llegada e
pueda hacerme cambiar de parecer. Cosa que por supuesto nunca logrará. Tampoco quiero pasarme de la raya, pronunciando palabras que no quiero decir y que pueden esc
ue esto no termina aquí ―necesito salir de aquí y tomarme un tiempo para tranquilizarme―. No la quiero en mi casa y es definitivo, pero ten por
e acostarme con esa mujer. Subo a mi auto y me dirijo de inmediato a la oficina, al menos allí podré olvidar el asunto, aunque sea por algunas hor
ién
der y mi educación se ha ido al carajo en
ojos. Es definitivo, mis días de suerte se han ter
No salgo de una cuando y
ez, Wil, y deja de darle
ene que ponerle t
que me faltaba! La guindilla del pastel―. No quería que el alboroto fuera presenciado por nuestros clientes ―me explica angustiado―. Estaba fuera de s