El ceniciento
antes de llegar a mi destino. Inserto la llave en la cerradura y entro a la habitación. Al encender la luz lo primero que se me viene a la mente son
ro la puerta y observo los alrededores. Esta habitación no ha conocido un decorador desde hace más de
de mi bolsillo y me comunico con una de mis amantes. Sé que me bast
e bueno sa
esta por lo sucedido. Reconozco que hace más de seis meses que no sé de ella y la última vez que nos vimos la dejé
orio y escojo ot
rque hasta ahora no me ha colgado la llamada―. ¿Te
l llanto de un bebé a
supo valorarme como mujer y estuvo dispuesto a corresponder mi amo
lga la llamada. Eli
the
ndy
rla
uli
uc
nic
speración. Vuelvo a mirar la cama e imagino los miles de bichos microscópicos o las manchas de fluidos de distinta índole que hay sobre ella y que solo pueden verse con una
a caja de fósforo es un baño? Dudo mucho que con mi gran tamaño pueda caber en la ducha y, mucho m
las tuberías. El agua comienza a salir lentamente por el grifo, sin embargo, miro con horror el
de todo es que, con el poco dinero que me queda, no puedo hacer otra cosa que permanecer en este l
silla que encuentro en el lugar para atascar con ella la puerta. No esto
sigue insistiendo en entrar, no me
pero parte de la calma, pero no me confío. Me quito la chaqueta y la coloco al borde de la cama. Me siento so
nas puedo mantenerlos abiertos. Me paso las manos por la cara para espantar el sueño
*
l, desp
a al sentir dedos ac
, cariño, quie
tengo la impresión de que he e
por todo mi cuerpo y se asienta en la parte más baja y sensible de
ro de lana? Pero, ¿qué hac
dedos de una mujer, sino un asqueroso bicho volador que se paseó por mi cara mientras estaba dormido. Salgo di
a sale volando en mi dirección. Aparto la silla de la puerta y a
*
ufici
descargado y no llevo conmigo el cargador. Maldigo por lo bajo. Salgo de los dominios del hotel como alma qu
te de la
sea que ellos me pidan, pero no pienso pasar una sola noche más en un lugar como ese. Detengo un taxi y
ente. Siento que el alma me vuelve al cuerpo al ver las puertas acrista
ia las puertas del elevador. Al ingresar, me quedo perplejo al ver mi imagen en el espejo. Me veo desaliñado. Tengo ojeras producto del trasnocho y la
el color negro esconde todo el sucio que pueda llevar sobre la tela. Trato de alisar las arrugas con mis manos, a
talgia la que fue mi oficina, pero gruño como perro encabronado cuando veo salir de allí a la bruja op
gunta con falso interés―. Creo que te has equivocado de l
arla, ya me tocará ajustar cuentas con ella cuando papá me devuelva mi puesto.
puedes, por favor, decirle
impresionada, an
nta―. Por supuesto, señor Ca
sillos de mi pantalón y e
ar, lo est
puerta. Doy un toque sobre la madera antes de entrar. Trago gr
s días
de pies
sas condiciones tan lamentables ―me dice en
algo de lo que pueda arrepentirme. No estoy en posición de lleva
go, papá, ¿olvidas que ya no pued
le pide a su secretari
o y no olvid
lavabo, me quito la ropa y la tiro al cesto de la basura. Respiro profundo y siento un gran alivio cuando me meto debajo de
spejo y me rasuro la barba. Por lo general, dejo que lo hagan en la ba
ta, así que me
na con la ropa que pidió para mí―. No tardes p
erta cuando se aleja y pongo la bolsa en una de las banquetas. Abr
a mí mismo―. Pantalones de me
en menos de cinco minutos. Me miro al espejo y, aunque no es la ropa que esperaba, al menos me siento limpio y fresco.
bu
e sentarme en la
spuesta―. Bien, entonces es el momento de decirte lo que debes hacer para volver a ganarte nuestra
sobre la mesa y la
debes cumplir para que puedas
lio como si fuera una trampa cazabob
papá―. Es la única c
ta y leo todo el contenido en un lapso de cinco minu
es en
nto f
o que debes hacer para ganarte el boleto
recuerdo que dejé olvidado algo importante en el bolsillo de mi traje. Entro al baño y saco lo que ne
sito hacer una l
la única opción que me queda dispo
as, señori