El ceniciento
oda prisa, pero un intenso dolor de cabeza que está a punto de hacerme volar la corteza cerebral me obliga a quedarme
ios sucedi
n el suelo, ropa desparramada por lugares inimaginables y platos servidos y a medio comer sobre la mesa. Intento recupera
las bebo con un poco de agua del chorro. Pongo las manos en la encimera y me observo al espejo. ¿Qué carajos? ¿Quién dem
o, tampoco recuerdo qué hice con él. Agacharme no es una opción si quiero mantener mis sesos en el mismo lugar. Salgo del cuarto y en
cuya trompa llevo guardado mi miembro. ¿Qué jodida broma es esta? Elevo la mirada y fulmino con ella
o al llevar las manos hacia mis partes nobles para ocultar
con la
. Vinimos tan pronto como vimos las imágenes en las redes ―ag
qué
ués de la amenaza que recibiste de ellos, cr
omienzan a pon
una jodida vez, ¿de
orre mi espina dorsal y me paraliza las pelotas. Esta vez me pasé de la raya. Llevo la mano hasta mi cuell
sto a tus viejos, pero te prom
teléfono apaga las sonrisas de las bocas de mis amigos. Ellos re
a. Ni siquiera recuerdo haberlo dejado en aquel lugar. Aprie
uel
scuchar el alarido estri
el y más te vale que traigas tu maldito trasero o te p
cir una sola palabra más
Walter con semblante de preocupación―. A
aproxima hacia mí después de darl
u obituario en las páginas principales de todos los diarios y revistas de la
acia mi habitación. Tomo un baño rápido y saco uno de mis mejores trajes para as
inco minutos después, bajo del elevador y hago el recorrido por el camino de la vergüenza, antes
de abrirla y enfrentarme al gran jurado. Al ingresar, veo los rostros fu
ént
dmiración y orgullo que siempre he visto en la cara de
uedo exp
mando a mi padre, se convirtió en el único miembro honorario de la corporación y en nues
la boca
enos, sobre todo, después del semejante esp
sición en la que nos pusist
ue ni siquiera rec
buelo, no fue
o averg
n lamento lo
i padre el qu
no, pe
ser int
arlo―. Te lo advertimos, Denzel ―sisea mi padre con enojo mientras me acribilla con su mirada―. No te íbamos a dejar pasar una sola más de tus locuras ―carajos, tengo el presentimient
y los miro co
ía ir por la vida actuando sin ningún reparo ―escupe furioso―. Eres un hombre de treinta y cuatro años que sigue negándose a madurar, pero es lo que menos nos importa
hay nada que hayan mencionado que no sea verdad.
e respirar hasta escuchar lo que viene a continuación, mucho me temo que no me va a gust
pueden ha
¡es una decis
al levantarm
e esta corporación en tus manos? ¿Qué vamos a permitir que tires a la basura todos los años de esfue
con la
estar hablan
interfono para llam
isión que tenga que ver con esta empres
ada en su boca. Deja una carpeta con una serie de documentos delante de mi padre. La m
e, señor C
labios en un
l Carpentier; ya no tiene ningún tipo de relación con esta empresa ―las pelotas se me suben a la garganta―. De la misma manera se inhabilitarán t
están haciendo? ¡Me acab
or Carpentier, lo
acerca y se pa
, que me entregue todas
miro a mi abuel
o, no pueden
con un
l favor y evítanos este trago amargo y doloroso ―me pide con un tono de voz plano. Hacer e
s hace pedacitos en mi propia cara. Lo está disfrutando como nunca. Me doy la vuelta y sin decir una sola palabra
etenta y dos horas ―detengo mis pasos para escucharlo, pero no me doy la vuelta―. Tendrás que convencernos con hechos, que eres un digno representan