HOMBRE LOBO COLOMBIANO
TO Y
nde que lo nues
ro no lo acepto, yo te am
de la realidad, no solo es el hecho de q
no sé cómo, pero lo haré, solo sé que no puedo vivir sin tus herm
u peinado que nunca se arruina, ese cabello negro, tu barba en candado que me apresa, tu corpulencia
a una isla privada, alejémonos de todo, en ese lugar esta
no nos dejarán en paz ni siquiera
remos a otro mundo, donde log
ha tocado, es un milagro que esté viva, después de tantos infortunios, es que saqué la c
jar la mafia, sin importar que sea expulsado de
dejará estar juntos, recuerda cómo se opuso cuando se enteró de
metí el día en que nos cono
acorralada, tú apareciste como caído del cielo salvándome como un superhéroe. Los sucesos de ese día me hicieron cuestionar en todo lo que yo creía que era la
es de esta profesión tan peligrosa. A propósito de peligros, nos tienen r
s, lucharé a tu lado, nunca más volveré a ser la damisela en apuros que necesita de su príncipe
rida, ¿por qué accedist
quería colocar mis ideas en orden y descans
é miedo que no puedas defenderte, es que temo que
ar sabiendo que te puede
ndo mi padre aceptó ser el chofer de ese narco y luego lo reemplazó cuando sus enemigos lo eliminaron, se hizo jefe de esa organización y reunió a varios hombre
s de lana entraron al cuarto donde se encontraban esc
o que les respetaremos sus vidas, no
nen razones para temer, aún pueden huir, antes de que se arrepientan-. Alber
mos varios, no tienen oportunidad-. Contestó uno de sus perseguidores mostrándole una m
elo gris por todo su cuerpo destruyendo su ropaje, su mandíbula se estiró, sus orejas se volvieron puntiagudas, sus dient
a la vez proteger a esa chica humana, ya veremos que no aguantaras mucho-. El hombre se quitó la r
ue cohibirnos, vamos a darle con todas nuestras fuerzas-. También se transformó otro, rugiendo, y fue seguido por los demás que se abalanzaban contra Alberto, quien los g
tó, golpeando con una patada voladora al jaguar que mordía del cuello al lobo, consiguiendo
ió uno de los hombres jaguares, que se lanzó a atacarla, pero fue bloqueado por Alberto, quien por defende
pequeños tigres estaban encima de su amado, desesperada los empujo apa
pción, tenemos que correr-. Alberto rug
lo, se subió sobre los hombros de su hombre lobo y lo prendió debajo de un sensor del sistema contra incendios,
patas esquivando a las otras fieras y saltó por una vieja ventana que daba a la calle principal. La caída de s
pera, para un moment
ue ya estamos a salvo, ¿qué te
le herida, es una mordid
a manera de solucionarlo, s
transformaré en uno de ellos y eso será una poderosa razón para que tu padr
é de una sacerdotisa que tiene el poder d
frontar la realidad, deja de pensar en quimeras, abandona
riana de mi corazón, porqu