HOMBRE LOBO COLOMBIANO
mbién por Jairo, quien sucumbía en el suelo, exhalando su último alien
no el cacique, señalando a Mariana y
raríamos. -interrumpió el hijo del chamán,
do sintió que Alberto estaba dejando de respirar. Él solo siguió recordando su primera cita, aque
que intento correr sin transformarse
. Lo siguiente que recuerda es que los vecinos lo vigilaban, a
el interior de la vivienda, era complicado porque un caño de aguas negras que se encont
a luz a la vista, le produjeron náuseas al compararla con las mansiones de su padre. Hubiera sido muy fácil
erior, sin duda alguna era de Mariana, su aroma le producía una suave corriente que lo arrullab
unto tratando de abrir la puerta, pe
quiero tener problemas con la ley, no traje dinero para arreglar y en caso de alguna complicació
de angustia. Doblo en la primera esquina y salió corriendo, transformándose comp
su amada, lo único que se le ocurrió fue entrar tan rápido que nadie se percatara de que un lobo rompía las tejas. Como si fuera adivino eso sucedió,
aunque no le bloqueaba el suave aroma que le aceleraba el corazón más que el de cualquier hembra de la
iquiera el ec
grabadas en el suelo y lo guiaron a ella, quien se
to. -estas palabras se le escaparon, aun
la puerta, los dos agentes, quienes e
, se cuestionó Alejandro,
de Mariana, lo sacar
rar la pata». El lobo no alcanzó a terminar su pe
un impulso alzo a Mariana, llevándosela en sus mandíbulas, saltando fuera de la casa por la misma teja rot
era un sitio embrujado, este había desaparecido sin dejar rastro, poco tiempo después descub
uerzos policiales, se transformó en humano, agradeció llevar esa ropa elástica
que patrullaban en una moto, -mi esposa se ca
ospechoso! -los policías se bajaron
sentó en un andén, para mostrar que no les repres
a revisarlo. En un instante los reflejos le primaron, arrebatándole el arma, lo levanto lanzán
inicio la fuga, quemado las ruedas, sin darse de cuenta que uno de los ofi
rente a frente con una patrulla policial, quienes, al reconocer el vehícul
su preciada carga. Entonces, como si un hada mágica le susurrara una idea, se le ocurrió una salvación de último momento, acelero la moto a fondo con rumbo h
iana quedo bien asegurada a su espalda y no se apartó de su lomo. Él, con sus cuatro patas, soporto el golpe, utilizándolo para que le diera impulso