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Ella es una Mentira

Capítulo 5 Secuestrada

Palabras:1775    |    Actualizado en: 27/05/2023

aminó hacia la sala de la clínica con pasos medidos y con el alma en un hilo. Los cuerpos pálidos, desprovistos de sangre aún estaban al

dro vigilaba desde algún lugar, no había sentido sus pasos detrás de ella, aunque sabía que él se había pue

asará, si alguien era dueño del destino de Fiorella Rossi, ése alguien era él. Una idea había empezado a tomar forma en su cabeza, aquella mujer

caer al suelo. Varios hombres vestidos de negro ingresaron en la clínica y se fueron encima de ella, la forzaron a tirarse en el suelo

bien, busca

completo los gritos de ella, Alessandro salió y se most

usto encont

útiles, sí fuera por ustedes me habría desangrado a

el vientre le dolía y todavía no sentía parte del brazo , sin mencionar una comezón que empezaba a ir

enden sus ojos

piso, el matón líder lo sujeto inmediatamente y lo llevó fuera de

das, no está muy bien, además te adv

a más de la cuenta, en lugar de buscar al tío del capo, él había ido por la guardia, pensaba que ellos actuarían mejor y lo ayudarían, no quería que el tí

palabra que él dijo, antes de perder el sentido ése infeliz había ordenado que la llevarán a ella también y la rabia que antes había cesado volvió

ado que la sujetarán entraba nuevamente

recomiendo lo único que con

remos nada en particular, estamos aquí para obedecer órdenes y si el capo dice qu

o si no pesará nada. Uno de ellos la sujetaba mientras el otr

varme, mucha gente depende de mí!... ¡

rostro moreno delataba a leguas que era Napolitano, no tenía ace

patria. ¿Por qué sirve a un hombre

cejas elevadas y los ojo

lealtad es con el clan Stracci,

recieron que eran nostálgicos y cargados de emoción, que no le llegaba a

s.... Ig

la clínica y la arrojaron en un auto, o eso es lo que le pareció, no podía ver absolutamente nada y los pensamientos en su cab

ber hacia dónde, con la venda tan apretada en los ojos no era capaz de distinguir ni siquiera las luces del alumbrado público, sabía que todavía no había amanecido cuando irrump

n, tenía tantas cosas que quería hacer, tanta gente que la necesitaba, recordó a cada uno de sus pacientes que llegarían a la clínica y se encontrarían con un caos, luego recordó a dos de ellos que por todo lo que había sucedido en la noche olvidó por completo. Ambos estaban internad

de los brazos, escuchó cómo se abría una puerta y cada uno de los pasos de los hombres cercanos a ella, sabía que eran los matones porq

lico bastante fuerte y entonces los tipo la arrojaron al piso, se golpeó el costado y sintió una punzada en la cadera, de seguro eso sería un fu

ventana, ella estaba en una de varias celdas del lugar; adelante, fuera de la celda había una silla, parecida a las sillas eléctricas que usaban para los condenados a muerte en la antigüedad, tenía las cintas de

e seca. Se paró de un brinco asustada, olvidándose de los dolores de su cuerpo trato de huir de ése infierno, pero los tipos vestidos de

ienes traicionan a la familia de alguna manera. Sobre todo de quienes tratan

, el Napolitano, con ojos supl

r...No me

risa de lado que nada tenía qu

apo solo se asegura de no perderla

nía la ment

capo?

rostro y asintió, luego se giró y le hizo

o de Alessandro vino a su mente con total claridad, al igual que

ci! ...¡Ojalá que te mueras inf

ndro empeorarán, ése infeliz la había llevado allí solo por capric

ron allí gritando y

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