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Ahkn

Capítulo 4 Cuatro

Palabras:1848    |    Actualizado en: 18/05/2023

n le recordó un

aci

n duda majestuoso. Los colores dorados y blancos impregnan su alrededor, le parecía estar en una fiesta e

. Una sonrisa se formó en sus labios al dar con él. Hacía muchos año

la mirada de su celular al

En su impulsividad casi tumba a Mark de la silla en que estaba sentado, pero al hombr

estés aquí. -El cariñoso apodo hizo

lamaba s

ame decírtelo, pero te vez más viejo. -Mark

antes castaño, se encontraba ahora veteado por algunas mechas blancas; e

si te dejo en tu habitac

ció un brazo que aceptó gustosamente. Ambos se dirigieron hacía el elevador, poniéndose al

cuando su teléfono sonó interrumpiendo la charla. Al momento que mi

r la llamada. Elizabeth se entretuvo mirando algunas pinturas para darle privacidad. Pasad

encia, ¿Te molestaría instalarte tú sola? Te prometo que mañana pasó

esto con su mano re

cansar. Pero eso sí, mañana vi

lo d

ón de gente. Se dio la vuelta y con paso firme se dirigió al elevador. Había demasiada gente y eso sumado con el calor tan intens

hombre respondió con un

fueron más. No entendía cómo las personas podían subir en aquel aparato; era ciert

l ascensor l

s no estaban muy concurridos, pero era la hora del almuerzo, así que no le di

punto de meter su llave en la puerta para entrar, pero una mano se lo impidió, quizás con

mi alcoba. -inqui

una ceja y lo miró confundida, demasiado para reparar en que sus mano

cuarto. -dijo como quien le explica algo a un

sted es el equivoca

ido la misma idea que ella. Sin esperar para confirmar si su sospecha era cierta se lanzó al picaporte, pero no fu

a... ¡Q

tú qu

r. Si, ella podía dejar las cosas hasta allí y registrarse en otro lugar, pero no quería ceder ante ese bribón, que seg

so. Al parecer el chico también lo escuchó, pues miró por encima de su hombro para av

que la corrieran del hotel por hacer un escándalo. Esperaba

na sonrisa cordial, aunque Elizabeth pensó q

en quedarse con la mía. -dijo chasqueando la lengua, adel

-respondió señalándola. Había dicho la palabra "señorita" con

favor que vengan conmigo para solucionarlo en la entrada. Algunos

ulo. Miró al desconocido y observó con sorpresa que él también se sonrojaba. Aspi

smo tiempo. Se miraron con fastidió, era

e despelote lo más pronto posible. Rogaba que no la echarán del hotel, no tenía

e los tres. Ninguno decía nada, porque en realidad no había nada

ema se había

te. Los compensaremos, tendrán un de

o las fechas de reservación. Si les correspondía a ambos la habitación, sólo que en días diferentes. Por lo tanto,

realizando el papeleo para cambiarse de cuarto y

beth. -la pelinegra le l

ila. -le respondió mordazmente. Sabía que no estaba siendo para nada e

abitación a descansar. Se montó, por segunda vez ese día en el eleva

ía su e

las respuestas que han desesperadamente buscaba. Estaba muy cansada y lo único que q

y corriendo fue en b

no volver a verlo jamás»

cumple y que debía tener cuidado con las palabras que

l celular y mientras se recostaba sobre la cama, se lo llevó a la oreja. Contestó al segundo timbrazo, lo que Elizabeth a

guntó desde

aliera sin titubeos, incluso carraspeo un poco antes de habla

ó esbozando una sonrisa, aunque sabía

o había recibido noticias tuyas. -señaló. A pesar de sus palabras

tan repentino! -explicó la jove

y soltó una carcajada a la que ella se unió inmediatamente; supuso serían los nervi

éntamelo todo! Quiero saber ha

salida en Londres hasta la llegada a Egipto. Su madrina la escuchaba entre divertida y asombrada d

o tanto, en Londres sería incluso más tarde y no quería seguir privando a la mujer de sus precisadas horas de sueño, pues Cristina seguro estaría muy

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