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Ahkn

Capítulo 2 Dos

Palabras:1604    |    Actualizado en: 18/05/2023

, después de todo, era por ello que había tomado la decisión de dejar su pueblo. Estaba a punto de abrir el cofre cuand

a pantalla. No reconocía ese núm

ién sea que llamara era palpa

oys? -la voz masculina que le respondió le resultaba vagament

habla? -

k Vivanovik.

pasado meses desde que tuve noticias tuyas! -

profesor en su primer año en la universidad. Sin embargo, para

z, ¿Qué tal te ha

amaba cuando necesitaba algo, y como su curiosidad era m

respondió como quién no quiere la cosa.

rqueológica. El mismo gobierno de Egipto lo había reclutado para que los ayudará a recuperar l

as? Ve directo al grano. -Elizabeth decidió que si lo dejaba mon

cólica se había formado en los labios de Mark -Te llamo porque tengo una oportunidad de oro que ofr

ya sabía por dónde vendría, y er

lpable en su voz. -Pero si

empleo en Egipto, y mi respuesta fue y sigue siendo. No. Mark suspiró, y

puedes dejar que eso influya en tus decisiones, y mucho menos en tu v

r, pero no pudo terminar

mpo para tomar una decisión. Pero sólo te digo que a tu padre no le hubiese gustado que su h

ra irse a dormir y consultar todo eso la almohada. Tomó un vaso de

vez más los sueños vinieron, y es

ocaban contra la arena caliente del desierto, mientras que el c

lo era. Sus piernas estaban a punto de ceder, sentía que pronto se desmayarse su no tomaba un poco de agua. Llegó a la cima de la una duna

duda, aunque no uno que reconociera. Era una cruz, una muy particular. En la par

nk

tenidamente el collar, cuando sin darle tiempo para reaccionar, y de manera ine

herencia y la de tú familia. Es

le hablaba, era su padre. Los ojos se le llenaron se lágrimas al verlo

alrededor empezó a tirarse borroso, sin embargo, ella s

ue se encontraba ardiendo en fiebre. Sus manos estaban heladas. Y a pesar de que se encontraba cubierta de sudor, su cuerpo tiritaba por el frío intenso que tenía. Tomó

án en él. La luna, alta y majestuosa, se alzaba

rnos regresan en los mo

olvió a la cama, esta

*

entre los desolados callejones, llevaba puesta una capa negra, y la capucha de esta cubría su rostro, haciendo imposible vislumbrar su identidad. La f

hocolate. Portaba una barba y un corte de cabello que estuvieron de moda en otra época. Su piel aceitun

exótica, se asemejaba al siseo de una serp

pudo observarse un mechón de cabello rubio que salía de su capa; sin e

s como en nuestra amada patria. -El hombre hizo un gesto de in

enos palabras y más acción. -re

edió por si su maestr

ca. -dijo, y como esperaba la te

¿Qué has d

spondió, se alegró de que su voz no ti

es ella? -preguntó

seguido por días, y

has descubierto?

amenazante, pero un matiz de mied

osee la

to sólo hubo un tétric

eno de misteri

e ocultaba la

ido lo

a r

a helada y sin gracia, de esas que se deslizan d

capuchado retrocedió, pero al momento que lo hizo dos hombres que desconocía lo sujetaron de los brazos imp

viejo amigo... Es una pena

Sangre cubría todo su cuerpo. Él sabía que moriría, pues el dolor era cada vez más intenso. Sus ojos se cerraban, pero an

as palabras que escucho, pues luego la

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