Ahkn
uerte y del pasado, llevándose consigo los restos de una tragedia que sólo por libros la gent
vez que alguien hacia una braseada; Elizabeth Twoys había aprendido a nadar incluso antes de aprender a caminar, no
sin embargo, había veces donde se volvían más intensos y esa noche fue una de ellas. La
a en la parte superior, exactame
la estaba matando, esa llave parecía tener
erminado. Nado hacía las escaleras, consciente de que la piscina pronto cerraría, subió por estas y s
iempo Liz. -Elizabeth se volteó, solo para encontrarse con
e me había retrasado.
siempre le había causado gracia, siempre quiso tener el cabello rizado como su amiga; pero ahí don
Liz era negro como la noche. La piel de su amiga estaba cubierta de pecas y era muy blanca; la suya era de un tono bronceado. Carmen era menuda y delica
ia más clara era
emoción. Mientras que los de ella eran grises como la plata, fríos y tormentosos,
squeo de los dedos de Carmen en frente
llevar por mis pensamient
as muy rara, ¿Sucede algo? -El tono de preocupación en la voz de su
-Miró a su amiga esperando que captará lo que sus palabras quería
nuevo? -pregunt
una palabra para que se comprendieran. Asintió sintió, sin embargo, no dio más detalles, no era el lugar para hacerlo. Carmen comprendió
s. -dijo Liz en cuanto llegaron a la
ó y se colocó sus audífonos mi
enía guardada allí. Se quitó su bañador, y lo guardo en su mochila; se puso ropa interior y tomó u
ena oscura. Terminaba de tararear la canción cuando se dio cuenta que no traí
-Pensó co
tró con una image
nta que traía en sus labios, Elizabeth supo que se encontraba conversando por t
rcándose por la espalda de su amiga. No pudo evitar soltar una
una mirada fulminante -¡Estaba distraída y no
plomeros porque si le abrías un hueco al p
bromas, el camino hacia el apartamento donde vivían se les hizo muy corto. El edificio era parte d
, y cada una se dirijo a su habitación. Liz cerró la puerta tras ella, el cuerpo le d
bras, sólo había una pequeña luz, la cual provení
bargo, no le sirvió de mucho. Sólo había avanzado unos cuantos pasos cuando se golpeó la rodilla con su mesa de n
tamaño perfecto; el espacio estaba ocupado por su cama, su guardarropa, y una pequeña mesa en la que se encontraba una lámpara
desaparecido antes. En el suelo aún lado de si cama estaba una caja dorada co
e la última vez que había tenido ese objeto frente a ella. "El cofre de
nía 7 años. Fue un suceso muy doloroso, pasaron años antes de que hubiera podido recuperarse de él, y cuando por fin logro
so más que a ella), y parecía que el universo tenía un sentido del humor muy oscuro, porque por
se formó e
s a sus padres de lo
milia, sus padres eran hijos únicos, por lo cual no tenía ni primos, ni tíos y sus abuelos habían muerto muchos años antes. Su
que podían acusarla, era de mantener todo el tiempo su nariz metida en un libro. Por e
arse de todo aquello que le causaba un gran dolor. Su madrina y Carmen siempre le decían que viera e
ra la muerte
a que no los v
darán cuando
darán su
ra, y mucho me
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Hombre Lobo
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