Divorciada de un paralítico
a su jefe. El mismo, como siempre ni siquiera l
Señor -d
s, quiero que las llenes, y me digas
o yo soy simpleme
de empresas, me sorprend
guida
ta y comenz
e repente la voz g
contempló co
é oc
tó de repente, y el corazó
ado por mí? -pen
ien ¿y
avil
iendo que su corazón se saldría de su pecho. Mientras que él, simplem
a ¡Ve a trabaj
dijo cabizbaja y s
llo, dejó caer su espalda e
deslizó hasta l
y sonrió. Su corazón latía con pr
parecer así era. Movió su
cayó hac
Au
murmuró una voz, y
ntó y salió corrien
único bueno, era que le aumentarían el sueldo. Y le parecía bastant
uería aprovechar cada centa
la tomó de la mano y junt
jardín, esa costumbre no se ha
estaba ocupada de vacantes hasta que uno libre apareció. Lo malo
que tan inciert
pasado? -preguntó Melisa, mientr
o extraño. Me pregunt
e interesa, solamen
Además, me dejó abandon
e decías, tal vez... estaba pasan
me. Siempre lo amé; siempre le cuidé y
a una oportunidad para averig
lo
na, solo daba vueltas. En ese día, a dife
de la empresa. Compararlos con los nuevos, y anotarl
bía ido a su casa y quedaban pocos empleados. Al terminar, tomó l