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EL COLECCIONISTA DE ATRIBUTOS

Capítulo 3 EL ENCUENTRO

Palabras:1237    |    Actualizado en: 19/04/2023

e ofreció a llevarla a su

ercado puede tener un carro como este y una pi

horrando, me gusta vestirme bien, además que sale muy buena y es bacana, no me

sido acuchillados sin los objetos de valor, así que sin que

oro; Cindy estaba tranquila, sabía que no estaba sola, cerca de allí estarían sus colaboradores, aunque se dejó llevar del momento, hacía mucho

ansformó en un beso apasionado que hizo que se olvidara de todo, que dejara sus precauciones, dejo de ser policía par

nta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Noto que estaba cerca de alcanzar el anhelado

ompieron el vidrio de una de las puertas del coche, interrumpiendo el extraño ritual de apareamiento y un poderoso machetazo casi los atr

para disparar hacia la dirección de donde escuchaba, s

a matar c

io, trato de tapar su desnudez colocándose la camiseta de su amante. Afuera el frío de la montaña no existía para Gonzalo, quien, aunque desnudo, estaba vestido de ira, con ganas de beber

e dijo: —vámonos de aqu

o esto, lo que provoco que saliera m

, a Hernán Cortes nadie le ve la

un toro con su cuchillo

garás por in

n embargo, Gonzalo estaba perdiendo debido a que ya había perdido sangre por la primera cortada de su brazo, además que al no tener ro

y lo tumbo al piso, donde le lanzo un machetazo para decapitarlo y lo habría logrado de no s

ter primero contra ella, comenzó

ita mos

matarla cuando sonaron uno

que nadie

bosque en pos de huida, a donde ni s

a con los oficiales, sin ser amigable, pero sin

tras escondía el cuchillo debajo del ch

de su amada, al frente de su casa, en una triste y oscura noche, donde la pregunto muchas veces y negada d

ílabo aún fuera de sí por el combate y la pérdida de sangre. Sin embargo, se dio cuenta de que solo estaban allí la hermosa agente y el oficial preguntó

torio le pregunto al of

e le daba acabar con alguien. Aunque fue sacado de ese trance por el sonido de unos chasquidos, volteo a ver hacia el origen de ese sonido, divisando a Cindy, quien le disparaba con una pequeña pistola, a la cual se le había atorado un casquillo. Ella, presa del miedo y del desconcierto, le tiro el arma, la cual él cogió con habi

ama muy cómoda donde se encontraba acostada y desnuda sin más artificio que su maquillaje. El lugar estaba decorado con muchos osos de peluche, cuadros de paisajes, flores, diplomas

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