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EL COLECCIONISTA DE ATRIBUTOS

EL COLECCIONISTA DE ATRIBUTOS

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Capítulo 1 EL MONSTRUO

Palabras:1252    |    Actualizado en: 19/04/2023

su amante, quien le estaba acariciando su esbelto cuerpo, se detenía por momentos en su

a, mientras que con su mano derecha saco de debajo del asiento un poderoso cuchillo con el cual a la vez que eyaculaba dentro de ella, le arranco su tética. En un segundo el rostro de la mujer cambio de parecer que estaba deleitando un postre a una

s me llevaré a mi casa, qué hermosos, cuando lo

enos de un extraño material, —¡me robaron! —Dijo, —¡maldita perra estafadora!, zorra m

s, solo se escuchaba la palabra “perra” además del resonar del cuerpo al recibir una fuerte dosis de patadas, hasta que decidió alzarla lo más que podía para luego estrellarla contra el suelo. Finalmente, la miro a los ojos, la levanto abrazándola le dio un beso estallando en llanto suplicándole que lo perdonara y que rezara por él, la joven en una última súplica, con lo que le quedaba de aliento

nca y un bigote simple, nada que llamara su atención. Gonzalo no se hubiera parado a ayudarlos de no ser porque ese hombre que mostraba el pulgar estaba junto a una hermosa rubia, que poseía u

paso? - l

dimos del grupo, ¿será que usted nos

nse— conte

ena marca junto a unos tenis de tela, que igual que todo su atuendo eran del extranjero. En cambio, ella tenía un ajustado y corto vestido negro, algo muy anormal

indicaciones que lo llevaron a un terreno solitario donde Nacer saco un revolver de su pretina para colocárselo en l

ones – expuso Gonzalo— tengo que tom

o, Nacer muy asustado saco las pastillas de la guantera y se las metió en la boca a Gonzalo, quien

oca, pasando la lengua de derecha a izquierda, y en un movimiento muy rápido y ágil le agarro el brazo a su atacante para

brazo fue separada por un gran cuchillo, sus gritos provocab

or— rogaba Nacer, —s

que aquel puñal, aunque parecía tener

lágrimas le empañaban la vista. Camino durante horas que le parecieron siglos, sus gritos de pedir ayuda se convirtieron en graznidos. Tuvo suerte, pues encontró una cabaña con las luces prendidas, golpeo la vieja pu

na bandeja adornada con vegetales estaba la cabeza de Nacer con una manzana en la boca, un anciano que se encontraba en la silla principal tenía por sombrero una

ello, le saco las lágrimas con ambas manos para luego darle un dulce beso en una mejilla. La acostó en el piso de manera que le

cabaña a manera de las quemas que celebraban en su pueblo cuando

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