Dentro de una de las salas VIP del hospital.
Un hombre se sentó en la cama, con el ceño fruncido y un par de ojos ámbar llenos de preocupaciones.
—¿Quién me salvó del crucero anoche? —preguntó.
—Fue Angel, tu chófer y guardaespaldas —respondió el asistente del hombre, Isaac Flores.
El hombre en la cama era Leonor Benavidez, una figura poderosa en la ciudad. Su Grupo Buenavista tenía negocios en hoteles, turismo, bienes raíces y más, y tenía éxito en todos ellos. Se había ganado la etiqueta de gigante comercial a una edad temprana.
—¿Dónde está? —Los ojos de Leonor centellearon con agudeza.
Isaac sintió que algo no estaba bien con Leonor y estaba a punto de preguntar más cuando Leonor continuó, —No recuerdo nada de lo que sucedió anoche.
Isaac entendió lo que quería decir y expresó su preocupación, —¿Temes que Angel pueda haber descubierto algo?
—Cualquiera que conozca este secreto es una amenaza para mí —el rostro de Leonor se hundió de repente.
—Dile que venga a mi sala.
—Sí, señor —respondió Isaac.
—Por cierto, averigua todo acerca de este guardaespaldas. Cuanto más detallado, mejor —añadió Leonor de repente mientras Isaac se disponía a salir de la sala.
—De acuerdo, lo haré lo más pronto posible.
Tres minutos después, Angel fue convocado a la sala de Leonor. Leonor ya se había levantado de la cama y estaba de pie junto a la ventana.
Angel avanzó y saludó respetuosamente, —Buen día, Señor Benavidez.