Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
Mimada por el despiadado jefe clandestino
La segunda oportunidad en el amor
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Mi encuentro con un misterioso magnate
Era un caluroso día de verano en la Ciudad B.
El fuerte canto de las cigarras sonaba como el latido de un corazón inquieto, mientras Aria Yan se encontraba sentada en el jardín de la mansión familiar. Un árbol enorme la protegía de la radiante luz del sol y, sin embargo, el sudor comenzó a perlar por su frente mientras leía el periódico del día.
Este se arrugó por la fuerza de su agarre, pero aun así se podía distinguir claramente el titular y la foto de la portada.
Era la imagen lasciva de una pareja, y daba la casualidad de que la mujer de la foto era ella.
Lennon Yan, el jefe de la familia, la consideraba como la niña de sus ojos y, además, era la "única" hija de Milton He, director ejecutivo del Grupo Yan.
Ella apenas acababa de regresar del extranjero y ya había provocado un gran escándalo, pero no derramó ni una sola lágrima. Simplemente se sentó en el jardín con la mirada perdida desde que volvió a la mansión.
Ya era casi de noche cuando el sirviente la llamó para que volviera al vestíbulo, donde Milton la esperaba sentado, con una expresión de enojo en el rostro.
"Aria, ¿cómo cambiaste tanto después de unos años en el extranjero? Cuando me enteré de que estabas teniendo una vida decadente en otro país, me negué a creerlo; ¡pero ahora, mírate! ¿Cómo pudiste comportarte así?", la regañó él. Luego encendió con furia el televisor, en la que se estaba transmitiendo una entrevista del hombre que aparecía en el periódico con Aria. Se trataba de Reid Qin, el tercer hijo de la familia Qin.
En la pantalla, él llevaba unas gafas de sol que oscurecían la mayor parte de su rostro. Y, sin embargo, estas no lograban ocultar su elegancia. Cuando curvó sus labios en una ligera sonrisa, dio la impresión de ser todo un donjuán.
"Señor Reid, ¿qué opina de todo este asunto?", preguntó el reportero a cargo de la entrevista.
"Estaba muy borracho. No recuerdo cómo acabamos la señorita Yan y yo... Honestamente, no sé ni cómo sucedió. ¿Quizás ella tomó la iniciativa?". La sonrisa del hombre se amplió, sin que nadie pudiera entender el brillo en sus ojos.
Naturalmente, el titular había sido escrito en un tono escandaloso para incitar a la gente a leer la historia completa, tal como: "Aria Yan se lanza sobre un hombre, manteniendo a dos amantes al mismo tiempo".