Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Destinada a mi gran cuñado
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Extraño, cásate con mi mamá
Mi nombre es José, tengo una hermana llamada Maria, somos muy unidos pero hay una cosa que no podemos estar de acuerdo, las listas de deseos. Maria es la que más le gusta hacerlas, y yo no entiendo por qué.
Hoy estaba yo sentado en el sofá, viendo la televisión cuando Maria entra en la sala con una libreta y un bolígrafo. "¿Qué estás haciendo?" le pregunté. "Estoy haciendo mi lista de deseos para el próximo año", dijo ella con una sonrisa en su rostro. "¿De nuevo? ¿Qué sentido tiene eso?", dije yo con una voz llena de sarcasmo.
Maria se puso molesta "¿Cómo no tiene sentido? Me ayuda a enfocarme en mis metas y sueños, y trabajar para alcanzarlos"
"Pero ¿no puedes simplemente trabajar en eso sin escribirlo?" pregunté.
Maria me miro con desaprobación y dijo "Eso es algo que nunca entenderás, para mi es importante escribirlo" y se fue de la sala.
Me quede pensando en lo que ella había dicho, y me di cuenta que no estaba entendiendo el punto de vista de mi hermana, y me dio un poco de vergüenza de haberme burlado de su lista de deseos. Quizás debía darle una oportunidad y ver cómo la ayudaba en su vida.
Después de reflexionar sobre lo que Maria me había dicho, decidí darle una oportunidad a hacer mi propia lista de deseos. Empecé a pensar en las cosas que realmente quería lograr en el próximo año. Me sorprendió descubrir que había muchas cosas que quería hacer, como viajar por el mundo, volver a estudiar para obtener mi certificado, encontrar una novia y finalmente mudarme a mi propio apartamento.
Me puse manos a la obra y comencé a escribir mi lista de deseos. Era emocionante ver todos mis objetivos en papel y pensar en cómo podría lograrlos. Mientras estaba escribiendo, entró mi padre en la sala. "¿Qué estás haciendo, hijo?" preguntó con curiosidad. Le expliqué que estaba haciendo mi propia lista de deseos, y él se sorprendió.
Mi padre se sentó a mi lado y comenzó a preguntarme acerca de mis objetivos y cómo pensaba lograrlos. Hablamos durante un tiempo y me dio algunos buenos consejos sobre cómo alcanzar mis metas. Me di cuenta de que mi padre realmente se preocupaba por mis sueños y estaba dispuesto a ayudarme a alcanzarlos.
Finalmente, terminé mi lista de deseos y la mostré a Maria. Ella sonrió al ver que había tomado en serio lo que ella me había dicho y estaba tratando de hacer mi propia lista. Le agradecí por darme la idea y me prometi a mi mismo trabajar duro para lograr cada uno de mis deseos.
La lista de deseos se convirtió en una especie de guía para mi, cada vez que me sentía abrumado o no sabia hacia donde dirigirme, volvia a mi lista y me recordaba mis objetivos, y me daba un nuevo impulso para seguir adelante.