Camila pasó una mano por su cabello mientras revisaba su celular, no hablaba con nadie, solamente lo hacía para así no sentirse tan aburrida. Mientras, Neyret conversaba con Sandrid quien se sentía muy aburrida escuchándola confesar lo arrepentida que se sentía por no haber aprovechado la oportunidad con Cristian.
Sandrid sintió que una silla vacía en el salón de clases era más interesante que escuchar a Neyret, no es que no le importara lo que decía, el problema radicaba en que aquello ya lo había escuchado todo el día y claro, a cualquiera esto le aburriría en gran manera.
Sandrid con un rostro amable intentaba rebuscar en su mente la solución para ayudar a la joven despechada que comenzaba a ser su mejor amiga ya que, estaban casi todo el día juntas.
—Neyret, —llamó Camila con tono aburrido— ¿no crees que todo eso deberías decírselo a Cristian?
Neyret detuvo de tope su parafraseo y rodó la mirada a Camila que se encontraba al lado de ella.
—¿Por qué dices eso? —le preguntó.
—Porque ya me tienes aburrida contando lo mal que te sientes. —Confesó Camila— seguramente Sandrid está igual, ¿sabes cuánto tiempo llevas hablando de lo mismo?
—Ay, amiga —soltó Neyret con tristeza—. Estoy muy triste, siento que esto me está matando.
—Habla con Cristian, seguramente harás que vuelva contigo —sugirió Camila—. ¿Nunca le escribiste la carta?
—¡No! Claro que no, sé que Cristian nunca volverá conmigo —replicó Neyret inclinando la mirada—. Se nota que ya me superó, y hace tiempo.
—Si es así, deberías olvidarte de mi hermano —aconsejó Camila.
Hubo un momento de silencio en el cual todas se limitaron a buscar un punto fijo lejos del rostro de las demás. Camila y Sandrid sabían bien que Neyret tenía razón, Cristian la había superado y Camila, siendo la hermana del joven, era quien podía asegurar que él ya no pensaba en ella como antes. Neyret ya no tenía ninguna posibilidad de conquistar a Cristian, sólo podría resignarse a convertirse en su amiga.
—Qué feo —soltó Sandrid.
—Sí —aceptó Camila acentuando con su cabeza.
—No puedo hacer nada, fui una tonta —sollozó Neyret.
—Cristian te ignora… —Camila se detuvo cuando sintió que una idea llegó a su mente— ¡ya sé! —desplegó una sonrisa emocionada—, ¡amiga, verás que esto funcionará!
—¿Qué cosa? —inquirió Neyret.
Camila acercó su cuerpo para estar más cerca del rostro de Neyret mientras sentía una gran emoción recorrer su interior.
—Debes de llamar su atención —dijo Camila—, mira, mi hermano en este momento cree que tú estás perdidamente enamorada de él y que te encuentras sumamente arrepentida, y bueno, —arrugó su ceño— es verdad, estás que te mueres en vida; ¡por eso debes demostrarle lo contrario.
—¿Y cómo va a hacer eso? —preguntó Sandrid.
—Tiene que conseguirse un novio —explicó Camila.
Neyret quedó petrificada y después escuchó la carcajada de Sandrid quien azotó la mesa con una palmada al no poder soportar la risa burlona.
—Camila, ¿dónde voy a conseguir un novio? —inquirió Neyret con tono aburrido.
—Nunca dije que fuera totalmente tu novio —aclaró Camila.
Sus dos amigas la miraron con seriedad, Sandrid aclaró su garganta y pasó su mirada por Neyret quien con telepatía entendió claramente que se trataba de una idea muy ridícula.
—¡Ay, déjenme terminar! —pidió Camila.
—Haber, explícate bien, que no estamos entendiendo nada —dijo Sandrid mientras se cruzaba de brazos.
—Vamos a hacer que mi hermano tenga celos, —explicó Camila— él necesita dejar de pensar que tú te mueres por él. Cristian es muy orgulloso y le gusta ver que estás detrás de él para así alimentar su ego masculino. Anteriormente, Neyret lo hizo sentir mal rechazándolo muchas veces; eso ya lo sabemos, estuvo mal, pero no quiere decir que por lo mismo deba pagar toda su adolescencia por un error; ahí mi hermano está cometiendo una equivocación y se lo vamos a demostrar jugándole de la misma manera. —Camila tornó su rostro un poco malicioso— vamos a conseguirte a un chico bien guapo que se haga pasar por tu novio y así le podrás dar celos a Cristian.
—¿Y quién es ese chico “bien guapo”? —indagó Neyret respingando una ceja.
—Bueno, ¡acabo de pensar en el perfecto! —respondió Camila emocionada.
—¿Quién? —inquirió Sandrid.
—Sebastián —contestó Camila.
Sandrid y Neyret pusieron los ojos en blancos en señal de completo rechazo hacia aquel terrible nombre que acababa de mencionar su amiga. Sebastián era el típico chico mujeriego que tiene el ego por las nubes sólo por haber nacido con un rostro lindo. Además, Neyret no le agradaba para nada Sebastián, siempre se llevó mal con él por aquellos comentarios denigrantes que él hacía; ¡ah! Y lo peor fue cuando…
—Me agarró una nalga el año pasado, ¿se te olvidó? —dijo Neyret un tanto molesta.
—Ay, pero fue el año pasado, —replicó Camila— además, tú también se la agarraste.
—Pero fue por accidente, —recalcó Neyret— no me había dado cuenta.
—Bueno, pero eso quedó en el pasado, le diste una cachetada horrible que no le dio más ganas de tocarte —dijo Camila.
—Deja de defenderlo —regañó Sandrid.
—Pero Sebastián es buena persona —insistió Camila— y la única que se prestaría para algo de este tipo.
—Claro, por él hasta dejaría que un grupo de chicas lo violarán. —Cuestionó Sandrid— Sebastián no se ha prostituido porque no puede.
—Ay, no lo trates así, es un muy buen amigo —pidió Camila—. Además, lo haremos para que Neyret pueda hacer que Cristian vuelva a fijarse en ella.
Hubo otro momento de silencio. Neyret debía de ser franca, a ella no le importaba si se trataba de Sebastián, si era para conquistar a Cristian ella haría lo que fuera; si al final de aquel sacrificio tendría como recompensa su amor, soportaría a Sebastián todo el tiempo que fuese necesario.
—Bueno, está bien —aceptó Neyret.
—Amiga… —soltó Sandrid— no…
—Sandrid, estamos hablando de recuperar a Cristian —explicó Neyret—, es una idea bastante razonable; conozco a Cristian, él es muy orgulloso y bastante celoso, si me ve al lado de Sebastián será para él una gran humillación.
—¡Exactamente! —aceptó Camila—, mi hermano no le agrada para nada Sebastián.
—Pero… ¿y si nos metemos en problemas por esto? —inquirió Sandrid.
—¿Problemas por qué? —cuestionó Camila.
—Bueno… ¿y si Cristian no se cree el cuento de que Neyret es novia de Sebastián? —preguntó Sandrid.
A la joven no le gustaba para nada la idea loca de que Neyret se convirtiera en novia de Sebastián, no le agradaba aquel chico y sabía que se trataba de un pésimo plan para conquistar a Cristian.
—Sandrid, tranquila, yo sé bien lo que estoy planeando —explicó Camila—. Es mi hermano, lo conozco como la palma de mi mano. Ya verás, volverá a estar loquito por Neyret rogando que se vuelvan novios.
Aquellas últimas palabras ruborizaron a Neyret por completo e hizo que desplegara una sonrisa emocionada.
Eliana estaba saliendo de su salón de clases, vio a unos cuantos metros de ella a Eduar caminando muy sonriente acompañado de Cristian y Elián. Se encontraba un tanto disgustada porque Eduar se había enojado al enterarse que ella le sacó el cuerpo a Elián en el taller de matemáticas.
Tenía tiempo sin discutir con Eduar, pero, habían vuelto a lo mismo y todo por culpa de Elián. Hizo un gesto de desagrado y con pasos perezosos siguió su rumbo hacia la salida del colegio.
Por el pasillo de los casilleros vio a sus amigas conversando con Sebastián, notó que pasaba algo extraño allí, ya que, el joven no dejaba de soltar risitas burlonas mientras reparaba a Neyret.
—Cristian no se va a creer esa mentira —le escuchó decir a Sebastián cuando se acercó.
—¿Qué sucede? —inquirió Eliana.
El grupo rodó la mirada a la joven, Sebastián detuvo su risa y tornó su rostro serio. Camila dejó salir un suspiro lleno de decepción y se cruzó de brazos.
—¿Le van a contar? —indagó Sebastián.
—Solamente si no le cuenta a Eduar, cosa que será imposible para ella —respondió Camila.
—No le contaré a Eduar, ¿qué sucede? —Eliana quedó bastante curiosa—, ¡ay, no me pueden dejar con la duda!
—Neyret quiere darle celos a Cristian, por eso estamos hablando con Sebastián —explicó Sandrid.
—¿Y para eso necesitan a Sebastián? —interrogó Eliana.
—Nuestro amigo aquí —Camila puso una mano sobre el hombro del joven— le va a dar celos a Cristian haciéndose pasar por novio de Neyret.
Eliana frunció el ceño y apretaba sus labios para no soltar una risotada, rodó la mirada por los allí presentes y se dio cuenta que no era un chiste.
—Esperen, ¿es en serio? —inquirió.
—Así es, —respondió Sebastián— de ahora en adelante soy el novio de Neyret.
—Ay no… —Eliana soltó la risotada— no lo puedo creer, ¿para qué se van a poner en esas bobadas?
—Yo me pregunto lo mismo —dijo Sandrid.
—Lo haré para atormentar a Cristian —explicó Neyret—, nada más.
Neyret vio que detrás de Eliana se acercaba Cristian junto a los demás chicos del grupo. La joven de un impulso se acercó a Sebastián y rodeó uno de sus brazos con los suyos, algo que asustó al muchacho.
—Ahí viene Cristian, vámonos al parque para hablar los dos solos —dijo Neyret al joven.
—Bueno, nosotras nos vamos para que puedan seguir su plan —informó Camila con una sonrisa llena de emoción—. Neyret, cuando llegues a tu casa me escribes, necesito saberlo todo.
“Qué ridiculez” pensó Eliana mientras observaba a Neyret enganchada al brazo de Sebastián, a su parecer, lo que hacía su amiga demostraba lo desesperada que estaba por recuperar al joven que una vez la amó, pero perdió por su inseguridad. Lo que planeaba hacer solo empeoraría la situación con Cristian, era una pérdida de tiempo total.
Sebastián se marchó por el largo pasillo junto a Neyret mientras eran observados por Cristian, quien se extrañó mucho al ver a la pareja tan arrunchadita irse del instituto.
—¿Esa es Neyret? —preguntó Cristian a Eduar y Elián.
—Sí, qué raro ¿verdad? —respondió Elián.
—¿Qué hace con Sebastián? —inquirió Eduar.
Se acercaron a Camila que era acompañada por sus amigas para poder enterarse del chisme que les comenzaba a perturbar su gran curiosidad.
—Oigan, —llamó Eduar a las jovencitas— ¿qué hace Neyret con Sebastián? ¿A dónde van?
Una adrenalina fue soltada en el interior de Camila, su mente ideaba una respuesta astuta para poner en acción el plan de celos hacia Cristian.
—Dijeron que iban a hablar en el parque, pero no nos contaron qué —respondió bastante calmada—, a nosotras también se nos hizo raro, y tienen varios días así y ella no quiere explicar nada, dice que después nos contará.
—¿Qué va a contar? —cuestionó Elián extrañado— si ella no pasa a Sebastián ni con agua, le cae mal, al menos por lo que yo tengo entendido.
Sandrid rodó la mirada a Camila, las dos se comunicaron con solo verse, sabían que se encontraban en un gran problema; Elián era muy amigo de Neyret y la conocía bien, así que no se creería con facilidad aquella mentira.
—Nosotras también estamos igual que ustedes, Neyret está muy rara y la hemos visto varias veces así de cariñosa con Sebastián, pero no quiere contar nada —dijo Sandrid.