Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Novia del Señor Millonario
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
El dulce premio del caudillo
Los Mellizos del CEO
No me dejes, mi pareja
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
—Podríamos formalizar, ya que... vivimos juntos —expresó con la voz temblorosa Sofía.
—¡No me interesa, ningún tipo de compromiso! Eso lo sabes...
Ella, bajó la mirada.
Las lágrimas se acumularon en sus ojos, cerró los párpados para retenerlas. Salió despavorida de su lado.
Lo que no contempló es que la madre de él: los vió. Hizo una mueca al ver a Sofía huir.
Empezó a llorar en cuanto llegó a la habitación. Ambos vivían juntos, aunque en distintas habitaciones. Vivían juntos desde hace cinco años.
Sofía siempre había tenido la esperanza: que él en algún momento la amara.
Pero todo había quedado en el olvido, porque cada vez que ella se acercaba; él retrocedía diez pasos hacia atrás.
—¿Por qué... duele tanto..?
Lloró amargamente, sintiéndose en ese momento: rota en mil pedazos.
A decir verdad, solo un par de veces: se besaron. Y siempre lo había buscado ella.
En parte le había amado en secreto por tantos años que dolía. Tal vez ella nunca debió amarlo, desde el principio.
Pero aún se acuerda de aquella vez, habían tomado un poco de más. En una fiesta de la universidad, él se acercó a ella y sin ningún tipo de respuesta: la besó.
Un beso suave, uno que había quedado en su memoria por tanto tiempo que dolía.
Dolía demasiado.
Se tocó los labios, sintiendo aún, el peso de su boca en la suya.
Al día siguiente, cuando él no estaba. Ya que al parecer era el CEO de una empresa; fue directo a su computadora.
Sofía, era ingeniera. Se había recibido con honores hace poco tiempo. Él había estudiado ingeniería industrial. Ambos se habían conocido en la universidad.
Sofía, hizo una mueca. Al menos la computadora estaba en el gran living.
<<Espero... que no se de cuenta...>>