—Toma esto y vete.
Ella recogió el trozo de papel que le arrojó sin contemplaciones a la cara.
—¿Qué es esto? —murmuró y su corazón se hundió cada vez más en su estómago cuando vio lo que era.
Era un cheque.
Casi se le salen los ojos de las órbitas cuando vio la cifra.
¡Un millón de dólares!
Su corazón se hundió aún más a sus pies. —¿Estás rompiendo conmigo? ¿Qué hice? —ella cuestionó, su voz se elevó.
—Nos hemos divertido. ¿No es dinero lo que querías? Fuiste demasiado rápida para abrir las piernas, así que supuse que era el dinero lo que buscabas.
—¿Divertido? Pensé que me amabas.
—¿En qué momento dije que la amaba?
Su respuesta la dejó sin palabras. El dolor que la recorrió con sus palabras se sintió como si alguien le hubiera cortado brutalmente el corazón con un cuchillo sin filo.
Ella lo amó incondicionalmente, sin esperar nada a cambio, pero se dio cuenta de que su amor no era correspondido. Negándose a aceptar la realidad, ella intenta buscar su error, pero todo cambia cuando descubre qué solo es una simple sustituta, a él solo le interesaba su parecido con el verdadero amor de su vida. Sin embargo, la vida le tenía preparada una sorpresa aún mayor: su madre fue diagnosticada con cáncer y necesitaba una operación urgente. Para colmo, descubrió que estaba embarazada.
Ahora, debe enfrentar el mundo como una madre soltera, mientras cuida de su madre enferma. Pero, ¿qué sucede cuando, cinco años después, él reaparece en su vida y descubre que es padre de tres hijos?
Cinco años después él no logra olvidarse de ella. La veía todas las noches en sus sueños, extrañándola terriblemente.
Sólo cuando ella se fue se dio cuenta de lo que sentía por ella. Que él, de hecho, la amaba. Después de pasar años persiguiendo su sombra, estaba triste y deprimido porque las cosas entre ellos habían terminado de esa manera.
Si tuviera el poder de retroceder el tiempo. Él la trataría mejor. Él la apreciaría sabiendo cuánto duele perderla.
Hasta cuando vio a una mujer que le resultaba familiar. No había visto su rostro sino su espalda, su largo cabello oscuro y sedoso y su forma de caminar, todo le recordó a alguien en sus recuerdos y su estómago se revolvió.
—¿Dónde has estado? Te he estado buscando. Durante años...
Ella frunció el ceño ante esto, pero sus ojos de repente se dirigieron al anillo de platino en el dedo anular del hombre y su corazón se heló.