Todo comenzó sin ser planeado. Ya yo había visto fotos por las historias de Instagram y si
me llamaba la atención, pero no tenía ningún tipo de información sobre ella ni dónde
estudiaba, solo sabía su nombre. El primer día de clases de segundo lapso estaba hablando
con mis amigos y una compañera me dice:
—Samuel, ahí va Eva, tu futura novia.
Volteo y la veo, pero no muy bien, estaba entrando al colegio y yo me encontraba afuera. A
mí me tocaba estudiar en la mañana y a ella en la tarde. Decidí volver a entrar al liceo para
verla. Nunca creí en el amor a primera vista. Pero todo era distinto y único. Iba caminando
y yo la iba detrás. En un momento dejo de caminar, volteó, me vio y dijo:
—¿Acaso me estás persiguiendo?
Por primera vez, la vi de frente. Podría decir que era la niña más linda de todo el colegio.
Tenía una sonrisa envidiable, su cabello era largo y castaño oscuro. Al igual que sus ojos y
su piel era clara. Dijo eso y me quedé sin palabras. Mi mente estaba procesando como
volteó. El sol le pegaba en los ojos y se veían de color miel, Tenía el ceño fruncido,
pequeñas pecas en la nariz, sus labios eran lindos, sus cejas únicas, al igual que sus
pestañas. Mientras yo la observaba, ella esperaba una respuesta y yo solo pude decir:
—No, no te estoy siguiendo
Eva sonrío, me observó y se fue caminando. Pasé unos cuantos días pensando en lo
sucedido. Esa niña me estaba volviendo loco y ahora quería verla el mayor tiempo posible.
Un día tras otro la veía y me quedaba en el colegio en la tarde a pesar de que no me tocaba
estar ahí a esa hora. Pero solo quería verla. Y veía su cabello moverse, sus gestos, el color
de sus ojos, perfecta al sonreír, su manera de caminar, todo en ella era inigualable. Quería
que esa niña fuera para mí.
Estaba enamorado, eso era muy obvio. Me puse a hablar con Fátima, una compañera
que conocía a Eva, me dijo:
—Ella parece estar un poco interesada en ti, pero debes entender que es hermosa y hay
muchos detrás. Tú tienes fama de mujeriego y lo más probable y seguro es que le digan
esas cosas y ella pierda la atracción. De igual forma voy a hablar con Eva y le diré que tiene
que tomar un tiempo conocerte y que tú también estás interesado en conocerla.
Ese mismo día Fátima me dio el número de teléfono de Eva y le escribí.
Admito que al principio pensé que no me iba a responder, lo más probable es que ya le
hubiesen dicho que yo tenía mala fama y que lo mejor era que no intentará nada conmigo,
pero a la media hora me respondió:
—Hola
No sabía quién era porque no tenía mi número.
—Hola es Samuel
Y después de ese mensaje no me respondió más, la verdad me estaba desesperando, quería
hablarle, conocerla. Algo era distinto, me propuse acercarme a ella al día siguiente si la veía
en el colegio.
Llegó el día en el que íbamos a tener una conversación, estaba esperando que acudiera. Su
mamá la llevaba y la buscaba. Después de casi media hora entró y se sentó con sus amigas.
Vio que iba andando en su dirección, se levantó y caminó al baño. Entendí lo que quiso
decir con su acción. Sabía que yo iba a hablar con ella y no quería. Así que decidí seguirla,
la agarré por el brazo y la gire hacia mí, al principio tenía cara de sorprendida y de