Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
Mimada por el despiadado jefe clandestino
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
La segunda oportunidad en el amor
No me dejes, mi querida mentirosa
Narrador.
Lo miró asombrada, y en ese instante se molestó.
—¿Cómo puedes ser tan egoísta y pensar solo en ti..?
—Brianna...
—De tus hijos, ¿qué hay de mí?
—Es lo que quiero pero no lo haré Briana.
—Por un momento pensé que harías eso. Como la película y...
—No, me quedaré contigo hasta el final, pero no quiero ser una carga. En algún momento me iré, y lo haré. Porque no quiero que me veas de esa manera.
—No... no permitirá que te vayas —comenté presa del dolor y lo abracé.
Brianna.
Nos dieron el alta, Eduardo, se encontraba en el jardín, le habían cambiado de la silla de ruedas. Tenía de esas que apretaba un botón y se podía desplazar. Lo que ocurre es que con una sola mano no podía llevar a la silla de ruedas. Tampoco avanzar del todo. Para él de esta manera era un poco más cómodo.
—Papá —comentó Emma.
Se subió sola su regazo y lo abrazó con fuerza. Él, la sostuvo con la mano derecha. Acarició su mejilla.
—¿Cómo estás mi niña mayor?, ¿cómo se encuentra tu hermano..? Lo cuidaste.
—Sí... Aunque lloro mucho en la noche papá, no me deja dormir. Quiero mi habitación sola.
—Tienes razón, tienes que tener tu habitación sola. Ya eres grande. Mañana nos levantaremos temprano. Iremos a comprar todo para tu habitación de grande, y para que tengas una cama.
—¡Sí, me hace muy feliz! le diré a mamá.
Emma, corrió atravesando la casa hasta llegar junto con su madre. Le comentó la noticia, ella lo miró con agradecimiento.
Eduardo se dio la vuelta, está observando hacia afuera. Le encantaba apreciar los colores de la naturaleza, quería aprovechar hasta el último de sentirse en parte vivo.
Al día siguiente. Ya se encontraron en una mueblería, comprando todo lo necesario y la decoración. Briana estaba entusiasmada, y Eduardo eso lo hacía sentir feliz.
Por ese motivo, se encontró observando la pared, viendo de reojo, que de alguna manera tal vez él se encontró así, frío y triste. Sin embargo, Briana no lo dejaba pensar en cosas tristes.
Cada vez que lo veía con el semblante así, iba corriendo lo tomaba de la mano y lo hacía bailar alrededor de ella.
Eduardo, se desplazaba a su alrededor y ella giraba.
—¡Baila mamá, baila..! —comentó Emma, y Briana sonreía.
Se sintió feliz junto con Eduardo a pesar de todo.
—Amor, quiero mostrarte algo —dijo Briana y empezó a buscar algo en su teléfono.
Eduardo le prestó atención, sin embargo fue más a Briana que al teléfono. Se quedó perdido en la belleza de su mujer, lo bonito que se ven sus ojos brillantes; en la sonrisa que tenia en el rostro.
—Mira, encontré esta fecha para nuestro matrimonio. Es dentro de un mes ¿te gusta la fecha?, no hace frío para esta época, y...
—Me parece perfecto Briana, serás la novia más bonita del mundo.
—Quiero algo sencillo. Quiero que hagamos la fiesta, en la casa del campo que compramos.
Habían comprado una casa del campo, Eduardo la naturaleza, y Briana había aparecido una buena idea para hacerlo.
—Ya luego me parece genial, es un lugar muy bonito.
—Lo es, imagina casarnos al borde del río, eso sería bonito.
—Es un lago Briana.
—Lo que sea, no sería muy tierno...
—Lo sería. Y más si estás tú, serías la novia más linda.