Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Destinada a mi gran cuñado
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Extraño, cásate con mi mamá
Dicen que hay amores que solo nacen para ayudarte a sanar y otros nacen para amarte, los corazones suelen unirse para tratar de curarse, solía verle y aunque estaba lejos tenía la esperanza de tenerlo junto a mí algún día, fue muy irreal ese sentimiento que sentía.
— Hello, linda — preguntó mi amiga Mayra.
— Has madrugado, eh.
— Siempre ya sabes, hoy vienen unos chicos lindos hacer sus prácticas.
— ¿En serio?
— Si.
— Pues, bueno espero que encuentres tu media naranja.
— Será mandarina, porque nadie me soporta — se ríe
Las charlas con mi amiga eran lo mejor, hemos estudiado juntas desde que estamos pequeñas y nunca nos hemos separado.
— Mira, mira ahí vienen — susurro mi amiga.
Eran unos tipos morenos y otros guapos, pero había uno que me llamaba la atención, no era su forma de vestir y tampoco su belleza, era que su alma conectaba con la mía.
— ¿Cómo se llama ese chico? — dijo Rita, la tipa que tanto me odia.
— Estas apresurada a olvidar a Oliver he.
— Es que mira que guapo esta.
El tipo era ojos verdes, piel blanca, cabello castaño y su altura era muy alta, sus ojos chocaron con los míos y rápidamente me flecha, hash, pinché corazón se ilusiona con poco.
— Las clases han comenzado.
— Por fin las veo — dijo Arthur.
Era nuestro mejor amigo un tipo alto de ojos azules, que tenía una estatura muy alta.
— Hoy iremos a desayunar a la cafetería que apertura ron en la esquina del colegio.
— ¿Enserió hay nueva cafetería? — pregunté.
— Pues claro, el dueño es guapo.
— Diablos no sabía que había gente guapa en este lugar — se ríe.
Todos los alumnos parecían locos y los de último año tenían que hacer muchas cosas, andaban de arriba abajo, cargando libros y papeles.
— Alan.
Se escucho la voz de la directora, llamando al chico de último año.
— Dígame licenciado — dijo el chico.
— Necesito que lleves estos documentos a las aulas de último año.
— Con mucho gusto.
Alan era el nombre del chico que logró quitarme unas cuantas inseguridades.
— Buenos días, me ha mandado la licenciada Soraya.
— Pasa.
Todas las chicas murmuraban en sus adentros, pues el tipo era guapo.
— Chicos, hoy saldremos temprano.
Luego de salir del instituto nos dirigimos a la cafetería nueva, y el lugar era muy elegante, parecía de gente adinerada, el dueño era el papá del mejor amigo de Arthur.
— ¿Dónde vive su hijo? — preguntó Mayra.
— Oye…
— Pues vive en Londres, estudia comunicación audiovisual.
— ¿Y es guapo?
— Tranquila, hace mucho que no hablamos.
— ¿Hace cuánto?
— Un día — se ríe.
— Oigan, pero, el café sin azúcar es muy rico — dije ignorando lo que estaban hablando.
— ¿Qué?