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Ella es estudiante de contabilidad y pronto se graduará con honores. Vive con su hermano, quien ha estado luchando contra un tumor cerebral desde los tres años de edad. Hoy en día, su hermano tiene veinte años y trata de llevar una vida normal, o al menos la mejor vida que pueda permitirse económicamente. Los tratamientos de su hermano suelen ser costosos y sus padres fallecieron hace algunos años. Su nombre es Mariana Foster y tiene 23 años de edad. Vive en la Ciudad de México.
Hoy, Mariana se encuentra con su mejor amiga en su fiesta de cumpleaños en un hotel de lujo en la ciudad. A pesar de que su amiga pueda parecer un poco irritable, Mariana sabe que en realidad ella es buena y quien no la conoce no sabrá lo que se está perdiendo.
“Este hotel es hermoso, no todos pueden festejar aquí, supongo que tú Mariana nunca has estado en él”, dijo Rebeca esas palabras, si no la conoce bien, ella se hubiera sentir mal, por cierto, ella es su mejor amiga Rebeca Torres, también está a punto de obtener su título de médico.
"Rebeca eres tan mala, deberías cambiar tu lenguaje porque mucha gente te odia por eso", Ella le devuelve la sonrisa, ya que sabe que es la forma en que actúa Rebeca.
“La gente que me odia es porque no soportan que sean bella y rica”, le respondió a carcajadas, era muy fácil burlarse de su amiga.
“Feliz cumpleaños, felices número 24, querida”, Ella le dice abrazándola.
"Nunca menciones mi edad, así que guárdala en tu caja fuerte secreta, bailaré con los chicos, ¿quieres ir?", Rebeca preguntó.
“No… Vete, me quedaré en este bar, no quiero causar ningún desastre, mañana tengo una entrevista en el banco de la ciudad, así que tengo que estar muy alerta — Ella respondió tomando agua.
Rebeca va a bailar con sus invitados, la veo caminar por el suelo, a veces es muy graciosa, ja. Pensaba Mariana mientras la miraba orgullosa por ser su mejor amiga.
Pasaron las horas, eran casi las once de la noche, Mariana pensó que era demasiado tarde, debió haberse acostado para poder llegar a tiempo a la entrevista de trabajo.
“Rebeca, me tengo que ir, tengo que levantarme muy temprano mañana, sigue disfrutando de tu fiesta”, Ella le dijo mientras entraba a la pista de baile.
“No te vayas, querida mejor amiga, beberemos juntos el resto de la noche”, Rebeca dijo, tomando mi brazo para llevarnos de regreso al bar.
“Querida amiga no puedo beber hoy, no olvides que tengo una entrevista muy importante mañana, mi último semestre en la universidad depende de eso, sabes, necesito dinero, también tengo que pagar el tratamiento de mi hermano.
“Tu hermano no sirve para nada, tiene que conseguir un trabajo para ayudarte, aunque este enfermo no quiere decir que sea un vil inútil", Le dijo sin pelos en la lengua, tampoco le importaba la reacción que tendría Mariana por sus palabras.
“No hables así de mi hermano, sabes que está enfermo, ha hecho lo posible por conseguir uno pero no, pero en su situación nadie quiere darle empleo”, le respondió Mariana con mucha seriedad.
“No me importa, no dejo de pensar lo mismo… vamos a tomarnos dos copas de Whisky, el camarero nos la ha traído amablemente”, le respondió Rebeca a la misma vez que coqueteaba con el camarero.
“Me da la impresión que tú y el camarero se están coqueteando, recuerda tener cuidado por favor Rebeca”, le dijo Mariana, pensó que el consejo era propicio.